La sincera mirada infantil
Desde su inocencia y desacomplejada sinceridad (a veces, incluso cruel), los niños suelen ponernos ante el espejo de una realidad que, con frecuencia, se nos nubla a los adultos. Consciente del valor de sus sensaciones, tan primarias como ilustrativas, nuestra entidad puso en marcha en 2013 -coincidiendo con su 75 aniversario- el concurso de relatos “La ONCE y Yo”. Iniciativa que recaba, de los más menudos integrantes de la Organización, la reflexión y posterior verbalización de lo que significa para ellos esta institución en la que, como consecuencia de la discapacidad visual que padecen, se integran desde esa primera etapa de sus vidas: cómo la imaginan, qué reciben de ella, qué echan en falta, cómo es su relación con la ONCE y, sobre todo, con sus profesionales, que les atienden y apoyan en su crecimiento personal y escolar.
En la segunda edición de esta cita (que ahora se convierte en bienal) se ha querido además convocar, y premiar, también a los padres y madres de estos chavales. Ellos son, en definitiva, sus responsables personales y legales y, durante esa etapa iniciática, su propia empatía para con la ONCE, su tarea y sus valores resulta vital de cara a optimizar el resultado de los recursos que ésta pone a disposición de sus niños y niñas afiliados.
No es sólo una obligación institucional, es también una necesidad de su proyección inmediata, pues estos futuros hombres y mujeres personificarán lo que haya de ser la ONCE apenas pasado mañana. Y todos esperamos, y deseamos, que sepa mantener su espíritu abnegado y solidario, y mejorarlo con los medios que el progreso pone en manos de las personas en la consecución de una sociedad más justa e inclusiva.