Manuel Cruzado: "Llamarme artista me parece muy pretencioso"
La imagen de un ciego comparte protagonismo con la Virgen María y el Niño Jesús, en el Belén de Jerez
Sencillo y entrañable. Él es el artífice del Belén que, cada año por estas fechas, luce la ONCE en Jerez de la Frontera, desde hace la friolera de ‘casi’ dos décadas. Aunque la tradición belenista en la sede jerezana se remonta a 1997, ha sido en los últimos cinco años cuando Manuel Cruzado, afiliado a la ONCE, se ha volcado plenamente en esta práctica creativa realizando, además de la composición y diseño, el modelado de todas y cada una de las piezas de un original, vistoso, y sonoro ‘nacimiento’, siempre renovado y visitado por miles de personas, año tras año.
Y es que el de la ONCE es ya un clásico en el itinerario de ‘Belenes de Jerez de la Frontera’. Se ha convertido en una ‘visita obligada’ facilitada, en parte, por la céntrica localización en que se ubica la dirección local de la ONCE (calle Porvera, número 26), pero sobre todo por el arte que emana su creación belenística y sin duda la innata curiosidad que despierta. ‘¡A ver qué han puesto en la ONCE este año...!’.
A partir del 15 de diciembre, la sorpresa está servida en forma de romance. “No hay niño recién nacido, ni portal, ni buey... Tampoco tiene pastores el Belén de este año...”, comenta risueño y misterioso su autor, tan hábil con las palabras como espectacular en el modelado de figuras de barro cocido y policromado. Actividad perfeccionada, el modelado, desde que asiste a las clases de Escultura en la Escuela de Arte jerezana. “Me ha proporcionado nuevas habilidades y más capacidad para desarrollar esta afición que siempre me ha gustado y he practicado”, nos explica (formato MP3), y al tiempo nos confiesa que la compagina con su otra gran pasión: “navegar a vela por la bahía de Cádiz”.
Jubilado desde hace un par de años, Manuel disfruta ‘a tope’ de su tiempo en familia -tiene dos hijos ya crecidos, de 25 y 23 años- y con sus amigos. “Me gusta disfrutar del mar, pasear, y me encanta esculpir”, apunta quien ejerció su profesión de maestro en los inicios de la educación integrada en Cádiz, y en el CRE de Sevilla, y desempeñó responsabilidades de dirección en la Organización de Ciegos. Eso sí, siempre por su Andalucía, la tierra que le vio nacer hace ya 55 años, con sus raíces y el arraigo religioso y cultural que enarbola. “En mi casa siempre se ha puesto lo que llamábamos antes ‘El Nacimiento’, mi padre, mis abuelos... Es algo que tienes ahí como de tu tradición personal y familiar. Y con un poco de cada cosa creció en mí esta afición", asegura (formato MP3).
Con la progresiva pérdida de visión causada por glaucoma congénito, se afilió a la ONCE recién cumplidos los 20 años; desde niño le gustó dibujar. La inquietud por el arte latía pero no le acompañó el sentido de la vista. “En esa época el mayor interés para mí era seguir estudiando. No es que no me importara ‘ver o no ver’, claro que me importaba y muchísimo, pero realmente lo que más me preocupaba era quedarme parado en casa, sin hacer nada porque ya no veía”, relata (formato MP3). Animado por su oftalmólogo se puso en contacto con la ONCE, estando ya totalmente ciego. “Supuso un gran alivio porque me permitió pasar de una situación de paciente, de enfermo, de alguien que estaba mal por haber perdido la visión, a ocuparme de aprender braille, retomar mis estudios y cursar Magisterio”, nos explica con emotiva gratitud. “Aún con la gravedad que supone ingresar en la ONCE, porque realmente ya eres ciego, ¿no?, yo lo viví como algo muy positivo porque fue como desbloquearme" concluye (formato MP3).
Y con la humildad de quien aprende y crece día a día, consciente de las limitaciones y áreas de mejora, Manuel se define como “una persona que gusta de la expresión plástica, actividades artísticas y manuales, que las practica y las disfruta. Llamarme artista me parece muy pretencioso...” (formato MP3).
Genoveva Benito
Un villancico con origen en el castellano antiguo complementa la escena del Belén
El desierto por escenario, árida vegetación. La Virgen María, montada en una mula, lleva en brazos a Jesús (de unos dos años) y San José tira del animal. Vienen de Egipto hacia Belén y el niño tiene sed (formato MP3). La madre le dice: ‘No pidas agua/ no pidas agua mí bien/ que los ríos pasan turbios/ y no se puede beber/. Allí arriba, en aquel alto,/ hay un lindo naranjal/ que lo cuida un pobre ciego/ ciego que no puede ver’.
El romance, reproducido también en sonido, adorna la composición escénica en la que un ciego entrega naranjas a la Virgen para saciar la sed del pequeño.