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Baltasar Jiménez: "No devolví ni un solo cupón"

Baltasar Jiménez, a la puerta de la sede de la nueva Territorial riojana

Repartió el 'Sueldazo del Fin de Semana' del domingo 17 de abril, en Logroño

Un hombre tranquilo, que no para quieto. Agente vendedor de los productos de juego de la ONCE desde octubre de 2001, ha regado de ilusión ‘con suerte’ la capital riojana. La lluvia de euros repartidos alcanzó los casi 2,5 millones, con el ‘Sueldazo del fin de semana’ del fructífero cupón del domingo 17 de abril, con el número 50.821.

Baltasar Jiménez, de 53 años, colocó todo el papel: “sí, todo el número; de ése, en concreto, tenía vendido toda mi asignación. La liquidé entera y por eso sé que el premio ‘gordo’ también lo di, porque no devolví ni un solo cupón...”, explica con aplomo (formato MP3). Y puntualiza: “cuarenta y nueve cupones con 20.000 euros y uno grande, el del superpremio de 300.000 al contado y 5.000 al mes durante veinte años”.

Sincero y llano en el trato, comenta que recibió la noticia con mucha alegría, cuando le llamaron desde la Delegación Territorial de la ONCE, en Logroño, para felicitarle por haber cumplido el sueño de tantas personas. Eso sí, reconoce que realmente fue consciente de la repercusión mediática al hablar con sus clientes habituales, “porque ves la realidad en la calle, a las personas que les ha tocado, su ilusión... y te llenas de una inmensa alegría y satisfacción” (formato MP3). Debido a su recorrido peatonal por las calles del casco antiguo de su zona de influencia de venta, no descarta la posibilidad de haber llevado el millonario Sueldazo a algún visitante foráneo de la ciudad, nadie se le ha presentado apuntándose este tanto.

A la venta de los productos de juego le echa muchas horas, el lunes en quiosco y el resto de días a pie de calle, cuando le saca el máximo rendimiento (formato MP3). Las jornadas ‘intensivas’ son las del sábado y domingo, porque para Baltasar el fin de semana cae en miércoles y jueves, cuando libra.

Nacido -‘por casualidad’, dice- en Baños de Río Tobía, donde no residió nunca, Baltasar es el mayor de seis hermanos. Está casado con Antonia y es padre de dos hijos ya adultos. Trabajador de toda la vida, arrancó con 17 años ayudando a sus padres en el bar que tenían arrendado; siguió con la puntual vendimia o recogiendo verduras de temporada en el campo; para continuar en la construcción como peón de albañil, actividad en la que sufrió varios accidentes laborales, consecuencia de su discapacidad física. “Me rompí la tibia y el peroné y estuve siete meses de baja, pero la pierna no quedó bien; a consecuencia de aquello se me desvió la columna, tengo problemas con la cadera, etc.”, relata (formato MP3). Además, nunca ha visto por el ojo izquierdo, a causa de unas cataratas congénitas, pero siempre se manejó bien hasta que le sobrevinieron estos problemas añadidos en piernas y columna vertebral.  

Agradecimiento y orgullo de pertenecer a la ONCE es lo que siente y transmite Baltasar desde que conoce de cerca la Organización de Ciegos.  Y emocionado, apunta: “la ONCE para mí, lo digo sinceramente, no la percibo como una empresa. Porque éstas, en general, van con el mercado, al beneficio puro y duro, pero la ONCE tiene otro componente. Es una institución que presta servicios sociales gracias a la venta de productos de juego. ¿Qué la diferencia de otras operadoras de juego? Pues que otros, por mucho que recauden, no invierten en servicios sociales. Ni ellos invierten, ni nadie se lo pide. Sin embargo la ONCE fue creada y fundada para ello”.

Porque, concluye Baltasar, “muchos lo tendríamos muy difícil, no sé si imposible, pero sí muy difícil, para desarrollarnos como personas, tener un trabajo, un desarrollo personal, una visión de esperanza y de futuro, si no fuera por la ONCE. Ella presta unas ayudas y unos servicios y unas oportunidades que otras empresas no te darían nunca... ¿Me entiendes? (formato MP3)

Genoveva Benito