Jesús Manuel Golán: "Soy vendedor de ilusiones"
Sustituía al compañero titular en la venta y en su primer día de trabajo repartió 280.000 euros, en El Temple (A Coruña)
La suerte en dosis. Sorteo del lunes 6 de junio del presente año, premio para el 37.970 del cupón diario, y Jesús Manuel Golán tan feliz por la noticia (formato MP3). Acababa de reincorporarse a su labor como vendedor de los productos de juego de la ONCE, en sus idas y venidas para cubrir vacaciones, bajas laborales, etc., y con la ilusión sellada en la frente: repartió ocho cupones premiados (35.000 euros cada uno) el primer día de trabajo, en el municipio gallego de Cambre. “Fue bastante repartido pero la mayoría cayó en El Temple (formato MP3); ahora estoy en Vilaboa, al otro lado de la ría de A Coruña”, nos comenta entusiasmado para añadir que volvió a dar “el premio de los 150 euros por cupón” ese mismo viernes (el 10 de junio), con las cuatro últimas cifras del Cuponazo: “Creo que vendí 25 cuponazos ese viernes, así es que la gente está encantada conmigo" (formato MP3). No es para menos.
Pero los ojos de la alegría le brillarán como nunca cuando nazca su hijo, en un par de meses. “Mi niño nace el día 1 de septiembre”, afirma. Y parece inevitable traer a cuento el dicho popular de que todo pequeño ‘viene al mundo con un pan debajo del brazo’. Jesús Manuel lo matiza y lo completa: “y si lleva un euro cincuenta para comprar el cupón, ¡mejor que mejor!”. Oportuna ocurrencia que añade una sonrisa a su alegría ante la pronta bienvenida a una nueva vida (formato MP3).
Lo importante, siempre, la salud..., y más cuando te pasan de soslayo 35.000 euros del cupón diario por elegir un número ‘equivocado’... “Es que yo tenía el 37.930. ¡Me quedé con el que no era!" (formato MP3), apunta divertido el flamante vendedor estrella que adquirió éste de su propia ‘tira de cupones’. Son las cosas del azar. Jesús Manuel devolvió 70.000 euros, o dos cupones, “y uno de ellos ‘estaba colgado’ en un bar donde dejé dos; el chico del establecimiento se quedó con uno y yo devolví el otro”, declara. Con detalle continúa su relato de la jugada: “lo tenía en la mano, crucé la calle y se lo ofrecí al del bar de enfrente. Me dijo ‘¡Venga hombre!, ¿cómo me vas a vender un cero? Si el cero nunca toca. ¡Dame un siete!’. Y el cupón acabado en cero me lo volví a colgar en la pinza... Lo que es la vida" (formato MP3).
Que no estaba para ellos, está claro. Sin embargo, la ilusión se transformó en jolgorio múltiple en otro bar, donde brindaron con champán dos días después del sorteo porque el martes lo tenían cerrado por descanso. “No se enteraron hasta la apertura del miércoles por la mañana, aunque algo si se olían por lo publicado en los medios (formato MP3). La alegría fue doble cuando miraron sus cupones y comprobaron que tenían cinco premiados”, comenta dicharachero.
Con 40 años recién cumplidos, Jesús Manuel se desenvuelve con naturalidad en su quehacer como vendedor de la ONCE, actividad en la que arrancó a mediados de enero de este año, tras pasar 16 como joyero -gracias por cierto a un curso impartido por Fundosa- en un taller de la capital gallega que cerró por la crisis. En su previa incursión laboral, también lo había hecho en una pescadería familiar. Ante la falta de empleo hizo su apuesta: “algo que sea de cara al público y en una empresa fuerte, como la ONCE. Me apunté y me va saliendo trabajo", señala satisfecho (formato MP3). La minusvalía física, que le obliga a llevar prótesis en las piernas desde su más tierna infancia, nunca le ha supuesto problema alguno. Es de un pueblo de A Coruña, “donde empieza la Costa da Morte, en Cayón”, nos cuenta orgulloso. Desde su ventana vislumbra la playa de La Arnela, allí donde creció, el mejor lugar del mundo que se vio empañado con ‘el chapapote’ de los vertidos del Prestige. “Es una imagen que tengo grabada. Yo había vivido otros naufragios que hubo en Coruña, porque mi padre era marinero, pero nunca algo como aquello (formato MP3). La playa donde aprendí a nadar llena de petróleo. se te queda marcado, ¿eh?”, dice mientras suspira. Y recupera el aliento, con la vuelta al presente. Ayer, pescadero, luego joyero y ahora agente de la ONCE... “Sí, soy agente vendedor de ilusiones (formato MP3). Me encanta mi trabajo. Aparte de comprar el cupón, que lo compras para que te toque, ayudas a una labor social y eso está genial”(formato MP3). ¡Suerte!
Genoveva Benito