La ONCE se compromete en la Semana Mundial del Glaucoma en favor de la detección precoz de la enfermedad
La ONCE está colaborando activamente con la Fundación de Investigación Oftalmológica en la celebración de la Semana del Glaucoma (#iofvsemanaglaucoma), entre los días 12 y 18 de marzo, especialmente con la organización de la conferencia que ha tenido lugar el martes día 14 en el Salón de Actos de la Delegación Territorial de nuestra entidad en Asturias. Además, dicha Fundación instala este jueves día 16 (de 10.00 a 19.00 horas), también en Oviedo, una carpa delante del Teatro Campoamor donde revisará de forma gratuita la tensión ocular de toda la población interesada para contribuir a prevenir la aparición del glaucoma
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La conferencia en la sede de la ONCE ha estado centrada en los principales avances científicos sobre esta patología crónica que es a día de hoy la segunda causa de ceguera en el mundo, según la OMS; una dolencia además que, en sus primeras fases, apenas presenta síntomas, por lo que es muy importante poseer información acerca de cómo detectarla a tiempo. Contó con la intervención de los facultativos Pedro Pablo Rodríguez y Héctor González, del prestigioso Instituto Oftalmológico Fernández Vega, con sede en la capital asturiana.
Un grave problema mundial
La World Glaucoma Week (Semana Mundial del Glaucoma 2017) arrancó el domingo 12, elegido por la ONU como ‘Día Mundial del Glaucoma’, y su objetivo a escala internacional pasa por concienciar a la población global sobre la necesidad de tomar medidas que prevengan esta grave enfermedad (asintomática hasta una vez iniciado el proceso de pérdida de visión), que además no es reversible aunque sí puede detenerse o ralentizarse significativamente si se detecta y trata a tiempo, por lo que es fundamental su detección precoz.
En el desarrollo del glaucoma influyen diversos factores. La edad, la raza, el grosor corneal, los antecedentes familiares o el grado de miopía son sus principales factores de riesgo, siendo la elevada presión intraocular el único sobre le que puede actuarse para modificarle. Aunque la mayoría de variedades de glaucoma no se manifiestan hasta que la lesión del nervio óptico avanza y provoca pérdida del campo visual, de modo que cuando el paciente acude a consulta suele ya haber perdido un importante porcentaje de fibras nerviosas de la retina, existen otras formas de glaucoma que sí producen síntomas (tales como visión borrosa o dolor) y pueden por tanto ser diagnosticadas en fases más precoces, a través de un estudio de la forma y color del nervio óptico, del campo visual, del espesor corneal y, sobre todo, de la presión intraocular.
El tratamiento pasa por definir en cada paciente la llamada “Presión Intraocular Objetivo” (la que permite detener la progresión de la enfermedad) e incluye la aplicación de colirios, en ciertos casos la colocación de válvulas, utilización del láser Argon y, en los procesos más avanzados, intervención quirúrgica.
Apoyo a la Investigación IRYCIS
Entre las iniciativas de lucha contra el glaucoma que apoya la ONCE destaca también su colaboración con el Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, en un estudio piloto en investigación traslacional con el que se pretende identificar en edades tempranas la alteración de los genes causantes de glaucoma.
El proyecto “Correlación genotipo-fenotipo en pacientes con alteraciones del segmento anterior celular (estudio piloto). Estandarización de un protocolo diagnóstico no invasivo” está dirigido por la doctora Manuela Villamar, del Servicio de Genética de ese hospital. Se centra en patologías que afectan al segmento anterior ocular, con un alto impacto clínico-sanitario fundamentalmente del glaucoma, que es responsable de un 15% de los casos de ceguera infantil y afecta en Europa al 5% de la población mayor de 50 años, con un alto componente genético.
Desde 2012 la ONCE ha financiado sucesivos proyectos de investigación en este campo, con tecnología puntera y enfocados a la aplicación de sus conclusiones sobre técnicas moleculares a múltiples pacientes que permitan desarrollar un ‘algoritmo diagnóstico molecular’ y así optimizar en términos tiempo-coste-beneficio el estudio de las familias afectadas (más de 100 hasta la fecha). El objetivo es establecer una correlación genotipo-fenotipo para identificar nuevos factores de riesgo familiares hacia estas patologías y determinar los más adecuados tratamientos.