Acaba de publicar en Jaén 'Aventuras Salvajes', novela homenaje al recuerdo de su padre

Está feliz, pletórica. Ser protagonista le sienta bien, muy bien. ‘Aventuras Salvajes’, su primer libro (subvencionado por el Fondo de Ayudas para Iniciativas Culturales de la ONCE) está ya en librerías de Jaén, además de contar con algún que otro ejemplar en su quiosco, punto de venta desde el que ejerce su trabajo como agente vendedora de los productos de juego de la Organización. “Estoy muy contenta... Todos me dan la enhorabuena, y la verdad es que yo no me esperaba tanto... Es como un ¡boom!, algo nuevo que vives de otra manera, todo el mundo te felicita y tú te sientes muy complacida, muy feliz (0,48 MB)”, relata emocionada la novel autora de Andújar Ana Cachinero.

En Sierra Morena, por la sierra de Andújar, y en la de Cazorla se contextualiza el argumento de este libro de aventuras que emana de las propias vivencias de Ana,  principalmente junto a su padre y su tío, ambos inseparables en vida y convertidos ahora en personajes centrales en un sinfín de... aventuras salvajes. “Íbamos mucho de viaje por la sierra y me he inspirado en ellos, ¡siempre charlando! Así creé a los dos muchachos, amigos, de la portada del libro”, nos cuenta con detalle (0,65 MB). “Se cuelgan su mochila, van en chándal y van viviendo aventuras en distintos parajes ‘salvajes’ de la naturaleza, en la sierra de Andújar, en la de Cazorla...”, apunta (0,41 MB).

Imborrables recuerdos de los lugares en los que veraneó y compartió tantos momentos agradables de su infancia y su juventud, a pesar de no ver bien desde los ocho años. “A mí esa barrera no me impide hacer lo que me gusta de toda la vida (0,54 MB)”, declara satisfecha quien gusta disfrutar de la lectura desde niña y tiene (a las pruebas me remito) cierto talante para la escritura. Ya lo mostró con la edición de una obra de relatos infantiles, ‘Las aventuras de Carol’, en 2002, aunque entonces con escasa repercusión mediática.

Ana iba para maestra de escuela y, de hecho, estudió Magisterio. Eso sí, le costó un doble esfuerzo porque la pérdida progresiva de visión se vio acompañada, también de forma paulatina, con la sordera. Tras afiliarse a la ONCE debido a la degenerativa retinosis pigmentaria, retomó la carrera de Magisterio aunque nunca ha ejercido. Ya cumplidos los 25, aprendió braille con soltura, a utilizar el bastón blanco y se puso al día con las nuevas tecnologías.

En la venta de productos de juego de la ONCE lleva la friolera de una veintena de años; arrancó su trayectoria profesional en Linares, en el verano de 1996. Y no ha parado de trabajar. En la Avenida de Andalucía de Jaén capital ejerce su labor desde 1998.

Conserva una voz clara y risueña. La sordera que presenta ha sido tardía aunque irá avanzando con el tiempo, según le asegura el especialista, “pero  también me dijo que no llegaría a quedarme sorda del todo, que tendría siempre un poquito de resto y con mi aparatito para escuchar puedo hacerlo de forma más o menos normal”, explica. Los tonos medios y bajos le pasaban desapercibidos, a diferencia de los medio-altos. Y sí, le costó adaptarse a los audífonos, aunque con los nuevos modelos digitales se ha ido acostumbrando. “Al principio me costó muchísimo, he utilizado varios, del más antiguo al más moderno, a lo largo de los años (0,76 MB)”, comenta para finiquitar que “ya me he adaptado perfectamente”. No se plantea utilizar el lenguaje dactilológico, que tampoco conoce en profundidad, aunque se reconoce persona sordociega. “Mientras tenga algo de oído, me apaño”, dice. Aún así está en contacto “con una muchacha sordociega total y ella sí utiliza el lenguaje de la sordoceguera. El otro día incluso me enseñó un poquito. Ya sé poner mi nombre en la mano, pero poco más (0,75 MB)”, apostilla.

Con el tirón del libro “parece que también vendo un poquito mejor los productos de juego de la ONCE”, afirma. “Les digo a los clientes ‘¡mira el libro que he publicado! (0,28 MB)’. Y algunos se asombran, otros se sorprenden y, si consigo vender alguno, ¡pues mejor!”. Sea como fuere, la venta en verano -dice- cae en picado. “En julio y agosto está regular porque hay mucha gente de vacaciones; en la segunda quincena de agosto empiezan a venir de nuevo y ya es otra cosa”, explica esta veterana conocedora del proceso.

Ana es una mujer soñadora y madura, de 55 primaveras. Hace 30 años conoció de cerca la ONCE “y me iluminó en todos los sentidos. La verdad es que fue para mí la luz”, concluye (1,09 MB). Pues enhorabuena, Ana, y... ¡buena venta!

Genoveva Benito