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80 años rompiendo moldes y saltando fronteras

La ONCE, y todo el Grupo Social en que estructura su tarea empresarial, formativa, institucional y representativa, está culminando un año incomparable, por la intensidad de su acción social en todos los frentes y por los reconocimientos que, dentro y fuera de nuestro país, vienen tributándosele por sus logros en materia de inclusión. Cuando estos galardones provienen de instituciones internacionales adquieren además una dimensión especial, la que refuerza su vocación de servicio más allá de las más inmediatas fronteras creadas por el hombre... Nacida hace ahora 80 años como organización de personas ciegas, ya desde sus albores la ONCE supo y quiso abrir sus puertas a muchas otras que, con dificultades diferentes a la ceguera, compartían sin embargo el reto de salir adelante, de ganarse autónomamente la vida con el fruto de un esfuerzo personal añadido. Y junto a la de sus afiliados, popularizó así en nuestras calles la presencia de vendedores de sus productos de juego con otros tipos de discapacidad. Miles de ellos vencieron de este modo una postergación que comenzaba con su ‘invisibilidad social’.

Creada como una Organización estatal, la ONCE trascendió también más temprano que tarde las fronteras geográficas: abrió vías de colaboración con sus iguales en los países vecinos de Europa y se lanzó a cruzar decididamente el charco para hermanar su acción con la de las asociaciones latinoamericanas de y para personas con discapacidad.

Refrendada por una gestión eficaz que se asentó en el proceso de democratización interna vivido en 1982, su trayectoria institucional y económica ha conseguido solventar las vicisitudes de hasta tres graves crisis sucesivas, de sesgo nacional e internacional, superando con solvencia sus efectos y asentando su proyección de futuro. Lo que le ha permitido, al tiempo, proyectar su solidaridad para poner las bases de un incipiente asociacionismo autónomo entre las personas con discapacidad de Latinoamérica, pero también llevar su apoyo a regiones como los Balcanes o el continente africano, en especial la comunidad saharaui.

En tal contexto, que organizaciones como nuestras Cámaras de Comercio, en Bruselas y en Brasil, acaben de seleccionar al Grupo Social ONCE como ‘empresa del año 2018’ no cabe interpretarlo sino como la confirmación de una trayectoria correctamente enfocada. Y en ello perseverará la Organización y las 72.900 personas que de ella dependen y que hacen día a día posible esa labor reconocida hoy en todo el mundo.