Curso de excelencia en Barcelona con los Grandes Maestros Jordi Magem y Lluis Comas
Un grupo de expertos ajedrecistas ciegos o con discapacidad visual grave, de la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), asistieron del 20 al 24 de enero, en Barcelona, a un curso de excelencia y perfeccionamiento impartido por el gran maestro internacional Jordi Magem, considerado como uno de los mejores ajedrecistas españoles de todos los tiempos y que, de hecho, fue campeón nacional en 1990; y el también gran maestro catalán Lluis Comas, que fue campeón de España en 1993.
Como le explicaba este último a nuestro compañero Kike Calvo en la Ciudad Condal, ya disponen de una abundante experiencia de trabajo con ajedrecistas ciegos, de los que destacaba su positiva actitud de trabajo ante las clases (0,38 MB).
Los afortunados miembros del equipo de ajedrez de la FEDC que han disfrutado de esta oportunidad han sido los igualmente catalanes Manuel Martínez y Albert Olivera, junto a Florencio García y José Luis Fernández Coya (de Madrid), Fernando Escalante (de Málaga) y el gallego Antonio Mondelo.
El curso, que se desarrolló en la Delegación Territorial de la ONCE en Cataluña, permitió a los ajedrecistas ciegos mejorar su nivel de juego con el aprendizaje de nuevas técnicas, a través de la interpretación del ajedrez de estas dos auténticas figuras internacionales.
Las sesiones matutinas se centraron en el estudio monográfico del estilo de algunos ajedrecistas “inmortales”, mientras que las tardes se dedicaron más al estudio y resolución de problemas así como al análisis de algunas partidas de actualidad. Un reto que -reconoce Comas (0,62 MB)- para un jugador ciego resulta claramente más complejo, pues no recibe con la inmediatez de otro vidente la información visual que ofrece una simple mirada al tablero.
Como alumno, Manuel Martínez expresaba, en nombre del grupo, la satisfacción por disfrutar de esta ocasión y aseguraba que este tipo de cursos con grandes maestros permite sobre todo “captar los detalles técnicos” (0,45 MB) frente al aprendizaje memorístico que ofrecen los libros. Por su parte, su compañero Florencio García resaltaba la evidente buena y profunda preparación del cursillo, que -en este caso- consideraba además “especialmente bien adecuado a nuestro nivel técnico”
(0,12 MB).