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‘Fin de Semana Blanco’ en Pirineos para una docena de pequeños afiliados aragoneses

Izarbe se desliza sobre la nieveEl departamento de Servicios Sociales de la ONCE en Aragón organizó, a finales de febrero, el ‘Fin de Semana Blanco’, que este año se ha vivido una docena de pequeños afiliados con la fortuna de disfrutarlo con sol y muy buenas temperaturas, pero con nieve suficiente para dar sentido al propio nombre de la iniciativa. Desde la Territorial en Zaragoza, y con alguna baja infantil por la inoportuna gripe, los aventureros aprendices de esquiadores tomaron rumbo norte, hacia Pirineos, a la Jacetania, al Valle del Río Aragón. JaraArnauDianaWinsdomPaulaShobhaIzarbeSergioÁlexDavidAliciaLuis, y más tarde XabiTeresaRichard y Pirri, formaban el grupo echando de menos a los que no venían este año por haberse hecho ya mayores y a los que, queriendo, no pudieron venir.

El fin de semana transcurrió por Santa Cruz de la Serós, preciosa localidad cercana a Jaca, para conocer la original y comprometida granja-vivienda de Xabi, con una instalación que parecía sacada del mundo de los hobbits, en la que el anfitrión contagió al grupo su pasión por los animales: caballos, mulas,  burros, cabras, una vaca, sus mastines... Momentos para un paseo sobre un burro manso y remiso a caminar pero al que los chavales pudieron conocer al tacto, acariciar, oler su pelaje; o para tocarle los cuernos a la vaca, así como los huesos y cráneos de animales ya difuntos para hacerse preguntas sobre los avatares de su pasado. ¡Ah!, sin olvidar los riquísimos chorizos a la brasa.

Acariciando a un cachorro de mastínEl alojamiento, en el albergue Sargantana de Canfranc, permitió disfrutar en exclusiva de toda la segunda planta sin molestar a nadie y del comedor para trabajar sobre un par de murales en los que reflejar la experiencia con la montaña y la visita a la Estación Internacional.

El sábado y el domingo, esquí en Candanchú con Pirri y Richard como instructores. Divididos en dos grupos los pequeños recibieron clases a los pies de la montaña de la Zapatilla y llanos de la Rinconada, zona ondulada donde la pista marcada recorre, bucle tras bucle, un camino ideal para iniciarse en este deporte.

“Los que se estrenaban en la actividad pronto le cogieron el truco a lo de deslizarse por la huella. Los que ya habían venido otros años enseguida demostraron sus habilidades. Todos terminamos alguna que otra vez revolcados por la nieve, y es que en la huella o fuera de ella, los esquís se embalan sin darte cuenta. Nos divertimos mucho. La velocidad en los descensos es muy emocionante, y si además hay alguna curva, pues imaginaos lo que supone conservar la trayectoria... Ya tenemos ganas de que llegue el año que viene, ¡y que nieve mucho!”, concluye la nota facilitada por los Servicios Sociales de la ONCE aragonesa.

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