Premio a las historias que verdaderamente importan
Que en pleno reinado de las fake news, que a despecho del aparente triunfo mediático de lo que mueve al escándalo frente a la reflexión ante ‘lo que verdaderamente importa’, los Premios Tiflos de Periodismo Social mantengan levantada su bandera más de 20 años después de haber visto la luz, no puede dejar de producirnos una serena pero profunda satisfacción institucional. La ONCE, y todo el Grupo Social en que se ha transformado en un proceso de maduración social paralelo al de nuestro país, al de sus ciudadanos de a pie, ha hecho fundamentalmente al mundo de la comunicación tres aportaciones ya irreductibles: la primera, una actitud abierta y transparente ante los medios, sabedora de que su propia existencia es fruto de la solidaridad ciudadana que día a día la sustenta y tiene, por tanto, todo el derecho a conocer su realidad, sus dificultades y sus anhelos; la segunda, la apuesta por una herramienta ágil y eficaz de transmisión de esa información social, sustantiva y de valor, que se materializó -hace ya 30 años- en la creación de la agencia Servimedia; y la tercera, estos Premios Tiflos, con vocación de homenajear y extender ese ejercicio profesional que apuesta por los contenidos de solidaridad y justicia en la información diaria.
En ese objetivo último, si Servimedia sirvió para ‘predicar con el ejemplo’, los galardones destinados a reconocer a los periodistas que, en todo tipo de medios (prensa, radio, televisión o internet) amplían esa apuesta por la información social vienen a constituir una invitación pública a toda la profesión para pararse un momento ante el torbellino de la actualidad y darle una segunda pensada a los verdaderos intereses de la sociedad a la que sirven. A decidir poner su atención sobre la evanescente espuma del escándalo (con o sin fundamento que lo justifique) o sobre esas historias que nos cuentan el ramillete de periodistas que cada año recogen este galardón. Historias de personas que afrontan dificultades pero, sobre todo, relatos humanos de superación; muestras cotidianas de cómo, sin estridencias, muchos de nosotros recibimos también el apoyo de nuestros semejantes para solventarlas.
Que mayoritariamente se trate de crónicas investigadas, profundizadas y transmitidas por periodistas en general muy jóvenes constituye un factor de satisfacción añadida. Una prueba de que el mañana no está escrito pero que contamos con acreditados redactores para narrarlo desde la serenidad, la responsabilidad y el compromiso. Felicidades a los ganadores y a cuantos disfrutamos de su esfuerzo.