La Asociación Española de Normalización y Fundación ONCE sitúan a España en el liderazgo mundial sobre accesibilidad
La Asociación Española de Normalización (UNE)
acaba de publicar su informe sobre Apoyo de la Normalización a la Accesibilidad Universal, en el que explica cómo las normas técnicas ayudan a lograr la accesibilidad universal y la igualdad de oportunidades, y así facilitar la integración social de las personas con discapacidad. Y destaca el ‘liderazgo’ español que -de su propia mano y de la de Fundación ONCE- se ha alcanzado en relación con numerosas normas europeas e internacionales, en concreto con los trabajos de la que se convertirá en primera norma europea de accesibilidad del entorno construido (futura EN 17210) y la que será primera norma internacional de turismo accesible (futura ISO 21902).
En la elaboración de ambos proyectos UNE desempeña la Secretaría de los órganos técnicos de normalización, mientras Fundación ONCE los preside, canalizando la experiencia y conocimiento nacionales. Las dos trabajan desde hace casi 20 años en el impulso de normas de accesibilidad y han sido claves para que nuestro país haya liderado la primera norma europea de accesibilidad TIC, adoptada recientemente al catálogo español como UNE-EN 301549.
Según recoge la agencia Servimedia, el informe repasa los principales estándares de accesibilidad, y se detiene especialmente en la norma UNE 170001, que establece los requisitos de un sistema de gestión de la accesibilidad universal.
Implicación del sector
En España las organizaciones del sector de las personas con discapacidad participan activamente en el impulso de estas normas técnicas. Junto a Fundación ONCE, unen sus esfuerzos organizaciones como el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y otras instituciones de dependencia estatal, como el Real Patronato sobre Discapacidad o el Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT).
La aplicación normativa de unos estándares es fundamental para impedir el levantamiento y consolidación de barreras de todo tipo, al indicarnos cómo debe ser un producto o funcionar un servicio para que “sea seguro y responda a lo que el consumidor espera de él”. Contienen, en definitiva, las buenas prácticas que lo garantizan, fruto de la experiencia, la participación y el consenso de las distintas partes implicadas.