El Manifiesto español por el Día Internacional de la Discapacidad centra su reivindicación en combatir la soledad no deseada
“La soledad no deseada es una de las lacras de las sociedades llamadas a sí mismas avanzadas”. Con esta denuncia directa arranca este año el Manifiesto elaborado en nuestro país con motivo de la celebración -el 3 de diciembre- del Día Internacional y Europeo de las Personas con discapacidad, que ha hecho público su Comité Español de Representantes (CERMI). Y es que, en ese contexto, este segmento de la sociedad se enfrenta en su día a día a situaciones especialmente graves “de aislamiento social, de separación de la vida en comunidad, que provocan mayores dosis de soledad forzosa”.
Esta situación viene profundizada por una casuística que condiciona específicamente a este colectivo, como -destaca el CERMI- “la falta de accesibilidad de los entornos, productos y servicios; la imposibilidad o la dificultad extrema de ejercer los derechos fundamentales; la inactividad obligada; la ausencia extendida de apoyos para una autonomía personal efectiva; residir en medios con escasez de recursos por la deficiente y no equitativa distribución de los mismos, como es el rural; la pervivencia en el imaginario social de actitudes reticentes y negativas sobre el valor de las personas con discapacidad, etc. En definitiva -concluye-, la exclusión y la discriminación estructurales hacia este grupo ciudadano intensifican la soledad forzosa.”
En consecuencia, el Manifiesto apela a la toma de conciencia social sobre esta problemática, reclamando una respuesta cívica y colectiva (incluidas las propias personas con discapacidad) para contribuir a una “enorme mejora personal y colectiva”, haciendo de la vida en comunidad, “sin restricciones, una experiencia rica, decente, intensa y extensa. Con la participación de las mujeres y hombres con discapacidad, sin aislamiento ni soledad forzosa, que haga realidad la inclusión”.