Gran respuesta y repercusión de la XVIII Semana del Alumnado Ciego de Melilla
La Unidad de Atención Educativa al alumnado con discapacidad visual de Melilla organizó, del 24 al 28 de febrero en la Biblioteca Pública local, la XVIII Semana del Alumnado con Ceguera y Discapacidad Visual. Su objetivo central ha sido, un año más, acercar la situación de estos escolares y hacerla visible ante la sociedad, en concreto a los ojos del conjunto de la población escolar.
Las Jornadas movilizaron a medio millar de pequeños escolares de Infantil a los que acercaron a la realidad y a las vivencias de sus compañeros con discapacidad visual
En esta ocasión el lema de la convocatoria ha sido ‘Veo con todos los sentidos. Cómo se activan y potencian el resto de los sentidos cuando existe un déficit visual’, y los destinatarios específicos los pequeños melillenses escolarizados en Educación Infantil de cinco años, según nos explicaba Laura Soler (0,35 MB), maestra integrante de esta Unidad junto a Remedios Rodríguez (también maestra) y la orientadora Elena Lapaz. Una iniciativa que constituye “un auténtico privilegio”, en palabras del director provincial de Educación, Juan Ángel Berbel, por “su hondo calado social”.
Esta Unidad es la responsable del seguimiento y atención de los 18 alumnos afiliados (más tres universitarios) con que actualmente cuenta la Ciudad Autónoma y constituyen, sin duda, el alma máter de estas ya veteranas jornadas de sensibilización social y educativa.
En la reciente edición, las actividades se centraron en los aproximadamente 500 alumnos de siete centros educativos de la ciudad con la participación de unos 50 de sus profesores, junto a otro grupo del Centro de Educación Especial Reina Sofía.
Todos ellos podían concurrir a un certamen de dibujo que se organizó junto al de propuesta para cartel anunciador de la próxima edición del certamen, que llevará por lema “Mira mi día a día”. Se motivó al respecto al alumnado del Ciclo Superior de Gráfica Impresa en la Escuela de Arte local Miguel Marmolejo; así como al de la Facultad de Educación -mediante una charla y formación ad hoc- para implicarles en el desarrollo de las actividades de la Semana y la preparación y desarrollo de sus talleres de manualidades.
Iniciativas que arrancaron con el acto de acogida al alumnado, al que se le presentó la Unidad de Atención Educativa y para el que se montó una dramatización sobre la utilización de todos los sentidos a cargo de una alumna ciega. Un prefacio perfecto para un proceso de sensibilización en el que estos pequeños funcionan “como auténticas esponjitas de cara a su posible convivencia con compañeros ciegos”, como explicaba también Soler (0,30 MB).
Actividades
Por lo que respecta a las actividades de la Semana propiamente dichas arrancaron con una sesión de Cuentacuentos, con el relato Siete ratones ciegos. Para ello, se confeccionaron ratones de diferentes colores, texturas y rellenos, como características diferenciadoras para trasladar a los pequeños la concepción del mundo que nos rodea de forma diferente a la visual, utilizando sobretodo el tacto y su percepción analítica o por partes. “Han podido tocar a todos los ratones, participar activamente en el cuento y concluir aprendiendo una Moraleja Ratoneja”, según nos explican desde la propia Unidad de Atención Educativa.
A continuación, se procedió a la realización por grupos de los distintos talleres:
- En el Taller de Braille se presentaban folios con diferentes nombres en tinta y en braille, excusa para introducirles en el código braille mediante una historia animada con la ayuda de dos de las herramientas más punteras en la alfabetización de los pequeños afiliados a la ONCE: el muñeco Braillín y el propio alfabeto braille del método Braitico. De este modo, cada participante pudo llevarse a casa su nombre escrito en ambos códigos, valiéndose de puntos gomets (pequeñas pegatinas de colores). Además, asistieron a una lectura braille y a trabajar sobre diferentes cuentos valiéndose del método Braitico.
- Taller ‘toca-toca’: en el que primero se les proporcionaban diferentes alimentos (zanahorias, patatas con formas geométricas, pimientos...) para que los manipulasen, olieran y observaran con detenimiento; y luego, utilizando cartulina y pinturas de dedos de diferentes colores, trataran de estamparlos allí. Trabajaron también con espaguetis cocidos y tintados con atractivos colorantes alimenticios para, tras manipularlos e interiorizar sus formas y contrastes incorporarlos a un diseño artístico, disfrutando de la satisfacción de poder expresarse libremente.
- Taller paso a paso: en el que se había montado un circuito mediante colocación de cajoneras que en su interior guardaban objetos tales como arroz, algodón, hojas de lechuga o arena de playa... Los alumnos debían recorrerlo a ciegas, provistos de unos antifaces que impedían la visión, y experimentar las sensaciones que les llegaban a través de sus pies descalzos. Una experiencia sensitiva que compartieron además con su profesorado.
- Taller botellas sensoriales: con alumnas de la Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte (del grado de Educación Infantil) se habían preparado previamente unas botellas muy singulares y coloristas con las pudieron experimentar los pequeños en otro espacio preparado con colchonetas, al tiempo que disfrutaban de unos minutos de relajación. Una experiencia que es trasladable a las percepciones habituales de una persona ciega, comentaba igualmente Laura Soler (0,40 MB).
En definitiva -explican las profesionales de Atención Educativa- “quisimos desde el primer momento que todas las actividades fueran multisensoriales. La sala infantil de la Biblioteca Pública estaba acondicionada con un agradable olor a frambuesa y nos acompañaba una música relajante para los niños”. Además, la rampa de acceso se adornó con ‘objetos sensoriales’: plumeros, pelotas con cascabeles, guirnaldas y otros objetos de colores llamativos, juguetes móviles con los que podían interactuar... Una vía de acceso que ya predisponía a alumnos y docentes de cara al ambiente en el que iban a desarrollar las diferentes actividades.
Y dos atractivos concursos
Además, como es igualmente habitual en estas intensas Jornadas del Alumnado con Ceguera y Discapacidad Visual de Melilla, se convocaron sus dos ya tradicionales concursos.
– En primer lugar, el Concurso de dibujo, que animaba a todos los pequeños y pequeñas participantes a reflejar sobre el papel, al término de las actividades, los contenidos aprendidos y las experiencias vividas a lo largo de la Jornada. Se materializaron así unas 500 producciones, entre las que se concedieron diversos premios a sus creadores.
- Concurso de cartel: y como es ya también preceptivo se dio banderazo de salida a la que en 2021 será XIX Semana del Alumnado con Ceguera y Discapacidad Visual presentando el que será su cartel promocional a lo largo del año que ahora se abre. La ganadora ha sido Cristina Lavado, alumna del primer curso de la Escuela Miguel Marmolejo, en un certamen al que se habían presentado 23 producciones como candidatas, y por primera vez con participación no sólo de alumnos de la mencionada Escuela local de Arte, sino también de otros creativos ajenos a este centro.
Como colofón, el lunes 2 de marzo se expusieron -en la propia Biblioteca Pública- los trabajos ganadores y se celebró el acto de entrega de premios de estos concursos. El director de la Agencia de ONCE Melilla, Carlos Gordillo, agradeció a los profesores y alumnos su “excepcional” participación en la Semana, y el apoyo de la Consejería de Educación de la Ciudad y el del Ministerio que han permitido sacar adelante esta actividad, que -afirmó su titular, Elena Fernández Treviño- “es ejemplar en España”.
Le acompañaba la vicepresidenta del Consejo Territorial de ONCE en Andalucía, Ceuta y Melilla, Leonor Basallote, que se reconoció sorprendida por la alta participación de niños de tan corta edad: “siempre es más complicado, y que haya habido tanta es una gran satisfacción. Se nota que hay una muy buena colaboración que permite hacer una labor muy importante”.
Las responsables de la Unidad de Atención de Melilla coinciden en destacar, como conclusión fundamental, la satisfacción por “haber alcanzado plenamente los objetivos inicialmente marcados” y por el éxito en cuanto al grado de aprendizaje alcanzado, basado en la experimentación, el juego y el disfrute de los propios alumnos. "Una colaboración ejemplar entre ONCE y Ministerio, y un referente a nivel nacional del que somos pioneros", concluía el director melillense, Carlos Gordillo.