ONCE participa en el estudio inclusivo 'Juego, Juguetes y Diversidad en España'
En nuestro país hay más de 60.000 niños y niñas de 0 a 6 años con algún tipo de diversidad funcional
En 2016, el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU) publicaba una guía que incluía el estudio 'Juego, Juguetes y Diversidad en España' en el que participaron 500 familias. Aunque el 90% consideraba que los juguetes pueden contribuir a la integración, el 36% de las familias con hijos con capacidades diferentes recalcaba que les resultaba difícil encontrar este tipo de productos para sus niños. El estudio reflejaba también que mientras el 60% de los pequeños comparte el juego con otros de diferentes culturas en parques y colegios, solamente el 40% lo hacía con niños con algún tipo de discapacidad.
Asimismo, entre 2007 y 2017, un total de 2.866 juegos y juguetes del mercado fueron analizados por AIJU, en colaboración con ONCE Y CEAPAT llegando a la conclusión de que tan sólo un 21% de los juguetes analizados son manejables por parte de niños con discapacidades motoras, un 44% lo son por niños con discapacidades visuales y un 86% por niños con discapacidades auditivas, sin ningún tipo de adaptaciones o ayuda externa para jugar. Tan solo un 5% de ellos son accesibles para las tres discapacidades simultáneamente.
Por su parte, la firma española 'Juguettos', en colaboración con AIJU, ha dado un paso adelante y desde el pasado año desarrolla el proyecto Juguete Integrador, cuyo objetivo es adecuar los juguetes para que puedan ser utilizados por niños con diversidades funcionales, sin la necesidad de crear líneas de producto específicas. El proyecto realiza un estudio de los juguetes para identificar aquellos que son aptos, o que podrían adaptarse para serlo, en cuatro áreas que aglutinan la mayoría de las diversidades que podemos encontrar: diversidad funcional auditiva, diversidad funcional visual, diversidad funcional motora y diversidad funcional intelectual.
En el caso de la diversidad funcional auditiva se requiere, entre otros, que los mecanismos orales de los juguetes se acompañen de una transcripción, y las explicaciones gráficas o escritas tienen que ser fáciles de comprender. En el de la visual, debido a que la falta de visión puede provocar un déficit de motivación a la hora de utilizar algunos objetos, es preciso que el juego o juguete tenga efectos sensoriales, realistas y reconocibles; que se utilicen colores vivos y, cuando se trata de una diversidad severa, los componentes deben ser fácilmente identificables mediante el tacto.
El proyecto también tiene en cuenta la incidencia sobre el juguete en la capacidad motora, valorando la perspectiva de las habilidades y de la necesidad de desplazamiento que exige a su usuario. Por último, se contempla la diversidad funcional intelectual identificando aquellos artículos que estimulan las habilidades cognitivas o intelectuales como la atención, la memoria y el refuerzo de los hábitos de autonomía personal.
La Cruz Roja ha editado igualmente su propia 'Guía del Juguete Educativo', en la que ofrece pautas para elegir elegir juguetes para niños/as con diversidad funcional de todo tipo. En concreto para los niños con diversidad visual recomienda:
- El diseño será sencillo, realista y fácil de identificar al tacto.
- Contará con complementos fáciles de manipular, compactos (que no se desmonten fácilmente), y contarán con efectos sonoros y de colores muy vivos.
- También podemos traducir las instrucciones al sistema braille, dotarlas de relieve o de ilustraciones o sustituir el texto por grabaciones de voz.
- En juegos de mesa, sujetar las fichas con velcro, imán..., para evitar que se desplacen involuntariamente.
- En los juegos formados por varias piezas, pegarlas para evitar que se desmonten.
Y ofrece al respecto algunos ejemplos: radios, muñecas, instrumentos, bolas especiales que suenan al moverse, libros con texturas, juego de imanes, ordenador...
Más información y recomendaciones en la publicación Economía 3