El atleta invidente más rápido del mundo adapta su entrenamiento por la crisis del coronavirus
Las autoridades estadounidenses permiten sin embargo a David Brown entrenar en espacios exteriores
El velocista ciego más rápido del mundo, el estadounidense David Brown, ha perdido -con motivo de la pandemia desatada por el coronavirus- uno de los eslabones fundamentales de su entrenamiento y de su capacidad competitiva: la compañía de su ya histórico guía, el no menos destacado atleta Jerome Avery. Sin embargo, las autoridades de su país le permiten llevar a cabo su preparación en exteriores y con sus entrenadores presentes, aunque a una prudencial distancia.
Según informa la agencia Reuters, corredor y guía, inseparables compañeros en la dilatada trayectoria de Brown, se han visto obligados a separarse por vez primera tras seis años de entrenamientos y competiciones compartidos. Una circunstancia que afecta a todos los grandes deportistas con discapacidad visual del mundo que compiten unidos a sus guías por una banda de 30 centímetros, como ocurre igualmente con los ciclistas paralímpicos con discapacidad visual que disputan sus pruebas en tándem.
No obstante, explica Reuters, Brown y Avery no están inactivos y siguen trabajando en su objetivo de defender su título olímpico el próximo año en Tokio. “Tenemos que hacer algunas adaptaciones”, reconoce Brown, que ostenta el récord en los 100 metros para atletas con ceguera total con 10,92 segundos. “Jerome, o mi entrenador (el excampeón olímpico de los 800 metros Joaquim Cruz), me acompañarán a unos 50 o 60 metros, aplaudiendo con fuerza y yo esprintaré hacia ellos”, comentó el atleta que, al menos de momento, disfruta de la posibilidad de entrenar en exterior guardando la distancia de prevención de acuerdo con la normativa de EE UU frente al coronavirus, mucho más permisiva que la española.
Brown perdió la visión de niño por un glaucoma ligado a la enfermedad de Kawasaki. Es muy popular y ha sido nombrado el primer embajador paralímpico de la marca de zapatillas On, y es un hombre humilde que se sabe objeto de atención y referencia para muchos compatriotas con discapacidad. "Yo sólo intento ser el mejor atleta que pueda..., soñar con ser más rápido que Avery e incluso que Usain Bolt", afirma divertido. Pero reconoce que “correr o no junto a tu guía es como el día y la noche. Aunque seas capaz de ir recto, correr solo me genera dudas por diferentes factores, a veces porque el viento o cualquier otra circunstancia no te permita oír bien las indicaciones”.
Una colaboración muy estrecha
Los guías de atletas ciegos han de acreditar ser más rápidos aún que sus acompañados. Avery (42 años) tiene por ejemplo un tiempo personal de 10,17 en los 100 metros que intentó mejorar en su sueño por conquistar alguna medalla olímpica hasta que decidió reorientar su carrera. “Me hacía mayor y sabía que, para ser medallista en unos Juegos debía estar corriendo en 9,9 o 9,8..., y no lo conseguía”, ha explicado este especialista en medio fondo en su trayectoria anterior. Ahora su gran ilusión es contribuir a que Brown consiga mejorar en Tokio la marca de 10,99 con la que conquistó el título en los Paraolímpicos de Río 2016. “Si David está en su mejor versión, sólo el cielo es el límite”, asegura su guía. Y reconoce que su convivencia durante estos años le ha transformado en “una mejor persona”, y no sólo a él sino a muchas otras personas a las que -reconoce- su ejemplo “les da una gran confianza.. Madres con niños ciegos, y los propios muchachos que confiesan que David les ha inspirado para seguir adelante”.
(Sobre el Reportaje de Andrew Both para Reuters. Editado en español por Carlos Serrano)