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Imaginación para volver a empezar

Lidia junto a Ainhoa, una de las niñas atendidas en el centroLa fisioterapeuta pediátrica Lidia Parra impulsa medidas para que los niños con discapacidad visual y parálisis cerebral superen el confinamiento

La vuelta a la nueva normalidad de los niños con discapacidad visual grave y parálisis cerebral, ha obligado a los profesionales que los atienden a recurrir a medidas imaginativas para superar las barreras de adaptación que conlleva pasar del confinamiento a sus rutinas habituales. La fisioterapeuta pediátrica y maestra de Educación Especial, Lidia Parra, afiliada ella misma a la ONCE de Almería y gestora del centro Interactúa, ha puesto en marcha con este motivo distintas iniciativas encaminadas a facilitar dicha integración.

Parra dirige, junto con su compañera Ana Fuentes, este centro de Atención Temprana y Desarrollo Infantil, que ofrece tratamientos especializados e individualizados a niños con distintas discapacidades, entre ellos varios menores afiliados a la ONCE. El centro ha reabierto sus puertas (cerradas por la pandemia) el pasado 4 de mayo y en estos días ha puesto en marcha una serie de iniciativas para facilitar la incorporación de los niños a sus tratamientos, manteniendo todas las medidas de prevención y protección dictadas por las autoridades sanitarias, de una manera normalizada y facilitadora del proceso de desapego de los padres, tras tantos días de confinamiento de los menores en casa.

Entre otras iniciativas, han decorado el centro con muñecos de Playmobil provistos de mascarillas, de Bob Esponja y de otros personajes de cuentos para reacomodarles en un ámbito divertido. Utilizan también una capa de Superman para recoger a los niños en la puerta del centro, pues los padres no pueden acceder para minimizar el flujo de personas y posibilidades de contagio... “Pensamos que los niños se iban a asustar cuando nos vieran vestidas con las batas, mascarillas... pero muchos lo que han hecho es reírse de nuestro aspecto -comenta orgullosa Parra-. La verdad es que vienen muy contentos, con ganas de jugar, disfrutar, y continuar con sus rutinas”. A su juicio, la situación de confinamiento ha puesto en evidencia algunas dificultades en el desarrollo de los chavales, “y ha remarcado en cierto modo la necesidad de nuestro tratamiento específico”, explica Lidia Parra.

En colaboración con ONCE y Fundación ONCE, el centro ofrece, entre otros, un programa integral del niño con parálisis cerebral, un plan de intervención pionero en Andalucía por su planteamiento, en el que estos menores acuden al centro para recibir, con un método pedagógico, una intervención rehabilitadora desde la perspectiva de la integración de terapias enfocadas al día a día, que se materializan en un tratamiento en continuidad basado en actividades cotidianas pero con aplicación de apoyos específicos y objetivos personalizados e individualizados, referidos a sus capacidades sensorio-motoras, cognitivas, comunicativas y sociales. El objetivo es, siempre, nos explican, la participación tanto en la tarea como en el entorno (familiar, social, escolar…). En la actualidad atienden a más de 150 niños, 20 de ellos con discapacidad visual y otros 50 con otras dificultades motóricas.

Aprendizaje y experimentación

La parálisis cerebral es un trastorno sensorial y motor que se da, en su gran mayoría, en niños que tienen además un déficit visual importante y que conlleva además problemas de interacción y comunicación que interfieren en el desarrollo infantil en cuanto a la actividad, la participación y la autonomía.

Lidia Parra (derecha) con Ana Fuentes“Para abordar esta situación se necesita un equipo multidisciplinar que transforme las dificultades en oportunidades a través de objetivos generales que tengan sentido para el niño, y en las que cada profesional pone un granito de arena desde su área”, explica Lidia Parra, especialista en niños con alteraciones sensorio-motoras. “El programa permite al niño con parálisis cerebral darle un sentido a su vida cotidiana -añade-, mejorando la comprensión del entorno, la participación en las actividades, el aprendizaje a través de la experimentación y el movimiento... De esta forma cubre las demandas y necesidades del niño y de la familia”.

La intervención con cada niño con parálisis cerebral es individualizada pero responde a objetivos específicos que abordan los profesionales desde sus respectivas áreas. Así, logran mayor eficacia en los resultados y facilitan que la rutina de los niños vaya adecuándose a cada meta propuesta. En este sentido, los técnicos del centro facilitan incluso la marcha a los niños cuando van de una sala a otra, o cuando se dirigen al baño o trabajan el manejo postural, pues muchos de ellos no caminan de manera autónoma. La marcha asistida, la autonomía o la colaboración en el manejo en las trasferencias o en el aseo ayudan a desarrollar mejor su sistema osteoarticular, previenen desalineaciones, minimizan contracturas y deformidades, desarrollan y mejoran su sistema cardio-respiratorio, el conocimiento de su cuerpo en el espacio, la capacidad viso-espacial y la interacción con el entorno, según Lidia Parra. “Pero, de todas, la más importante es la autoestima -subraya-, porque cuando facilitamos el movimiento a un niño, le resulta más fácil y se siente más protagonista de su existencia”.

Entre las muchas actividades que trabajan se encuentra también la alimentación, tanto desde el punto de vista de la deglución, que requiere una intervención controlada en cuanto a los alimentos y al control postural, como desde el de su autonomía, facilitando o adaptando la actividad con las ayudas técnicas necesarias para favorecer que el niño pueda comer o beber sólo. Y todo de una forma lúdica y divertida.

Interactúa ofrece, gracias a su convenio con la Fundación ONCE, un enfoque global con un equipo multidisciplinar que cuenta con fisioterapeutas, psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, maestros y monitores. Y trata a niños tanto con riesgo de padecer cualquier alteración en el desarrollo como a niños ya diagnosticados, siendo de mayor frecuencia los niños con retraso madurativo o psicomotor, TEA, parálisis cerebral o enfermedades neuromusculares.