José de la Bastida y Jessica Alonso: "Con ilusión... jugamos todos"
Vivieron el confinamiento como una auténtica luna de miel y retomaron su trabajo como agentes vendedores del cupón en La Línea de la Concepción (Cádiz) con la nueva normalidad
El amor siempre gana. Jessica & Pepe son pareja desde hace un par de años y los dos reparten ilusión ‘a pie de calle’ pues forman parte de la plantilla de los 19.000 agentes vendedores del cupón y demás productos de loterías sociales de la ONCE. Trabajan en el sur, en la gaditana Línea de la Concepción (Algeciras), y son del sur... de sangre caliente.
Destino o casualidad, el 22 de febrero de 2017, el primer día que arrancó su labor en la venta de productos de la ONCE, José de la Bastida Cazalla repartió ¡nada más ni nada menos que tres cupones premiados con 35.000 euros cada uno! Vamos, que salió en la tele, y todo..., que se hizo famoso de una tacada. Jessica Alonso Medina le echaría entonces el ojo, sin imaginarse que iba a ser “el amor de mi vida, mi pareja”, declara emocionada. Con el confinamiento y el consecuente paréntesis laboral por el estado de alarma decretado por la pandemia de la covid-19, la enamorada pareja -reincorporada a su actividad en la venta desde el 15 de junio- ha afianzado más si cabe su relación viviendo una auténtica luna de miel, compartiendo la vida sin moverse de casa.
“Sinceramente, el confinamiento nos ha sentado muy bien; porque sin repercutir en la salud, que eso es lo grave, estar confinados para una pareja que está tan enamorada como nosotros, compartiendo todo el día la casa y demás, pues, ‘entre comillas’ -matiza Pepe sin acritud- (0,39 MB), cada vez que decía el presidente del Gobierno ‘15 días más...’, pues aplaudíamos”. Y Jessica tampoco se queda a la zaga en sus detalles y explicaciones. Ella afirma haber vivido un confinamiento “espectacular”, como una “luna de miel”. “Levantarnos juntos por la mañana, compartir tareas en la casa, limpiar juntos..., porque la verdad es que lo hacemos todo a medias..., y todo lo bueno que diga es poco”, relata con un innegable brillo de felicidad en su voz. Y continúa:
(0,72 MB)“Hacemos juntos recetas de cocina y también deporte en familia, porque yo tengo una hija de 14 años que vive con nosotros, y hemos estado genial, muy bien y muy descansados, claro”.
Tiempo, el del confinamiento, que han aprovechado incluso para dar a conocer, a través de Facebook, su buena ‘vibra’ juntos, muy juntitos, luciendo la indumentaria que les identifica como agentes vendedores del cupón, con sus chalecos de color verde y en sus manos su inseparable TPV, del que sacan el número elegido al gusto del cliente.
Porque ambos se sienten muy orgullosos de ser de la ONCE. “Muy orgullosa de trabajar en esta empresa, de lucir nuestro terminal, nuestro chaleco, todo. ..Cada día más contenta, la verdad. Para mí es como una gran familia”, apostilla Jessica (0,43 MB). Ella realiza su labor de venta en Bellavista. “un barrio de personas muy trabajadoras y humildes a las que aprecio mucho”, confiesa en su perfil de Facebook, mientras que Pepe vende en la calle San Pablo, en el mismísimo corazón de la ciudad. Y es que, sin poner ni quitar un ápice de amor a su confinamiento, bien que echaban de menos, eso sí, volver a la actividad laboral.
Siete años lleva Jessica en la ONCE. Antes de que una discapacidad física se lo impidiera era peluquera, pero ahora anda encantada por su zona de influencia en la venta de los productos de lotería de la Organización de ciegos. “Sí, tenía ya muchas ganas de volver al ‘día a día’, ¡ya te digo! Estoy encantada con mi trabajo y con mi gente de la ONCE”, asegura. Y José, Pepe como él mismo (muy dicharachero) se da a conocer, se reafirma en su felicidad por el deseo ya cumplido de volver al trabajo, aunque sea en este contexto especial de la ‘nueva normalidad’, a sus 50 años ya cumplidos. Aunque sin comparativa, esta ‘normalidad’ le resulta en cierto modo recurrente en su devenir, ya que su vida se trastocó recién estrenaba la veintena, por un accidente de tráfico, que le apartó de su incipiente carrera de Derecho para deambular por varios trabajos hasta que consiguió asentarse en la ONCE.
Así que, evidentemente, él también estaba deseando volver de nuevo al trabajo. “Lo echaba de menos porque el trabajo, nuestro trabajo diario, (0,42 MB) se mueve con esa ilusión con la que jugamos todos. Estar ausentes nos repercute por eso mucho a nosotros mismos en la calle, ¿sabes? Ahora aportamos un granito a la imagen de normalidad con la presencia de nuestros vendedores de la ONCE en la calle. Eso anima a la gente un poco más a salir, respetando las normas, con sus mascarillas, las distancias, los geles hidroalcohólicos...”. Respetando, en definitiva, la ‘nueva normalidad’, porque conquistar la antigua quién sabe si está en nuestras manos... Toma la palabra el tiempo, que no hay mal que mil años dure... ni amor que lo resista. O algo así reza el dicho, pero siempre con humor, amor e ilusión: que no nos falte ¡Buena venta, pareja!
Genoveva Benito