Héctor Melero: "Noto que se reconoce el esfuerzo de ser el primero"
Será el primer fiscal ciego en España, tras haber aprobado la oposición garante
Pionero y perseverante. Con 26 años está en el candelero de los medios de toda España por ser la primera persona ciega que ha superado con éxito las durísimas oposiciones a jueces y fiscales, desde que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aprobara (en mayo de 2014) un acuerdo en el que se contempla la posibilidad de ejercer la judicatura o la fiscalía, sin exclusión por causa de ceguera, siempre que se superara el proceso selectivo pertinente. Como ha conseguido el joven Héctor Melero Martí, de Cullera (Valencia), que desde luego transita por el buen camino... Eso sí, lo hace con mascarilla como es preceptivo por la pandemia del coronavirus, y en espera de abordar la siguiente fase formativa en el Centro de Estudios Jurídicos, en Madrid, con una serie de prácticas tuteladas en la fiscalía, tras aprobar las oposiciones a la carrera judicial y fiscal.
Nada es fácil ni se regala. Él lo sabe por derecho propio, se lo ha currado... y mucho. Tras varios intentos, en el tercero ha sido la vencida y lo ha logrado, claro. Eso sí, le ha llevado cinco largos años de constante estudio y dedicación plena, para obtener el aprobado en unas oposiciones que no son pecata minuta. Y que incluso ‘hasta hace cuatro días’, como aquel que dice, estaban vetadas a las personas ciegas. Así nos comenta que fue un amigo y compañero de batallas, también ciego, Gabriel Pérez Castellanos, quien hizo la consulta sobre si, en su caso, podría acceder a la carrera judicial. “Preguntó al Consejo General del Poder Judicial si una persona ciega podía acceder a estas funciones porque existía lo que se llama una ‘laguna legal’... Se señalaba que podía acceder ‘cualquier persona que tuviese las capacidades para el desempeño de la función’, pero el problema es que no se especificaba si se consideraba que la persona ciega las poseía o no. El CGPJ, tras un dilatado silencio antes de responderle, acabó contestando que sí, que ser una persona ciega era compatible con el ejercicio de la función judicial... Le estoy muy agradecido a Gabriel, porque al final consiguió que nos respondieran y, afortunadamente, con un sí”, declara Héctor con satisfacción (0,93 MB). Refiere a renglón seguido que su toma de decisión hacia el ministerio fiscal -cuando se aprueba la oposición hay que elegir entre la carrera judicial y la de fiscal- responde a su vocación personal. También considera que “existe una menor dificultad para una persona ciega” en ese desempeño. Digamos que le pone pasión (exactamente eso: que le apasiona) el Derecho Penal, “que conlleva un intervención integral del ministerio fiscal; Mientras en el ámbito del Derecho Civil, del Derecho Privado, su intervención se circunscribe al posible conflicto con los derechos fundamentales y las libertades públicas, que recoge la Constitución”, expresa de tirón, con la convicción y el aplomo del reciente opositor.
Nos cuenta también que le atrae la posibilidad de intervenir en el pleito de forma activa, y que prefiere hablar a escribir.
(1,12 MB) “Me gusta mucho más, y de hecho el fiscal habla más y el juez sobre todo escribe”, apostilla.
La que suscribe da fe de que, al menos en esto de la expresión oral, Melero Martí es una máquina: cuando coge el hilo argumental no hay quien le pare, ni hay tampoco pregunta que responda si la considera más allá del aspecto puramente informativo, pues ipso facto se escabulle contestando: “... no es pertinente”. La formación es lo que tiene...
Entre tanto, Héctor continua cosechando la atención de los más diversos medios de comunicación, así que tendrá que seguir sorteando preguntas más o menos impertinentes. De momento, asegura, la presión mediática no le puede... “No, no. Yo no siento presión sino agradecimiento (0,20 MB), porque me siento valorado por los medios de comunicación a los que veo que les interesa mi historia”.
Una historia, con un recorrido vital que se forja, se nos antoja, a golpe de superación personal y familiar, pues Héctor nació ciego. Pero ahora su mirada se fija, sin paliativos, en el futuro. Si hubo momentos o situaciones difíciles se quedan en el pasado porque no lo recuerda..., o no quiere hacerlo. “Bueno, alguna que otra vez -reconoce a media voz- pero, ya han sucedido... casi ni me acuerdo. Yo sólo guardo las cosas buenas”.
Con especial cariño y eterno reconocimiento se refiere a su profesora de apoyo de la ONCE durante años. “Le debo prácticamente todo. Incluso este aprobado se lo debo, gran parte, a ella. Tere ha sido muy importante... (0,51 MB) -hace una pausa al punto de la emoción-. Ella me enseñó a leer y a escribir con los dedos; ha estado conmigo desde los dos años hasta ahora; hablo con ella prácticamente a diario, y siempre me ha exigido mucho pero siempre ha sido muy comprensiva conmigo. Me exigía pero porque tenía que hacerlo. Ahora me doy cuenta que gracias a eso he llegado hasta aquí”.
Estudió en Educación Integrada y es Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid. “En cuanto a ser el primero, de persona ciega, en conseguir la oposición creo que tenía que pasar y lo he conseguido yo (0,56 MB), pero podía haberlo conseguido cualquier otro compañero o compañera. Hace 40 o 50 años hubiese sido impensable, primero por la dificultad a la hora de ejercer, pues no existían tecnologías, ordenadores y otras adaptaciones; y segundo por la sociedad, que consideraba incapaz a una persona ciega para ejercer la fiscalía o la judicatura”, declara. En tal tesitura, reconoce que “la sociedad ha evolucionado mucho y, sí, se va hacia una aceptación total de la discapacidad, de la ceguera. Los medios tecnológicos nos permiten desarrollar nuestra vida cotidiana cada vez con una mayor inclusión, con una mayor accesibilidad, en definitiva con una mayor igualdad”.
A similitud de una jugada de tablero, el que fuera también campeón ajedrecista ciego durante su primera juventud, y que no pierde una partida desde que le enseñó su padre a jugar a los seis años, se concentra en su objetivo actual para incorporarse a la tarea fiscal. Ya sólo hay que darle tiempo al tiempo: “Noto que se reconoce el esfuerzo de ser el primero”, concluye (0,15 MB).
Genoveva Benito