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Emilio García: "Mucha gente desconoce que, por su discapacidad, puede trabajar en la ONCE"

Emilio Carlos García Sánchez posa junto a su expositor de productos de juego responsable de la ONCE Cinco años al pie del cañón como centinela de la ilusión y contento desde el primer día 

Las vueltas que da la vida. Va y viene… y en el camino se entretiene. Desde luego lo hace a conciencia y con consciencia. Y es que anda repartiendo ilusión con los productos de juego responsable de la ONCE desde hace cinco años. Él ya cuenta los 57, desde su cumpleaños el 8 de diciembre, y se declara gallego por los cuatro costados. Razón, con su explicación, no le falta. “Yo por nacer… nací en Brasil, en Río de Janeiro pero me crie en la zona de Ferrol, en un pueblo que se llama Pontedeume y actualmente vivo en Mugardos”, declara Emilio Carlos García Sánchez, en inconfundible tono que tanto le delata formato MP3 audio(0,23 MB). “Ya con un año yo estaba en España; yo soy español, no brasileño”, apostilla sin acritud formato MP3 audio(0,96 MB). Nunca ha vuelto a tan exótico país de playas interminables, ni parece intención tiene… Respira Galicia tras el retorno de sus padres emigrantes y comparte existencia con su galleguiña del alma, Isabel, y sus retoños de 19 y 16 primaveras.

El tiempo pasa rápido… los hijos nos hacen mayores. “Ellos son el futuro y por los que trabajamos; el chaval es universitario y la niña está haciendo el Bachiller”, relata mientras comparte su emoción y sentimiento de orgullo por ambos. Su hijo mayor ya cursa Medicina, en Santiago de Compostela, y en breve le seguirá la menor. “Escogieron la carrera más larga, para gastar más dinero”, bromea, al tiempo que añade: “la mejor herencia que les puedes dejar a tus hijos es la Educación”.

Como flamante agente vendedor de los productos de juego responsable de la ONCE cada día que pasa está más contento con la decisión tomada de ir a la Agencia de Ferrol (A Coruña) y ponerse al corriente de los requisitos para trabajar en la venta, a pie de calle. “Me hicieron una entrevista y de ahí pasé a hacer un curso y empezar a trabajar”, apunta.

Emilio Carlos García Sánchez, en plena faena, repartiendo ilusión con los productos de juego responsable de la ONCEAtrás quedaba el paréntesis laboral por su discapacidad física, a causa del desgaste de caderas -con sucesivas intervenciones quirúrgicas-, que sumaba a la también ‘declarada incapacidad’ por Apnea Obstructiva del Sueño (AOS). Así, claro, lo tenía complicado en la rotación de turnos durante la noche, en las rotativas de Artes Gráficas donde estuvo años trabajando. Luego optaría por hacerse autónomo y regentar su propio Café familiar, a semejanza quizá del negocio de hostelería de sus padres.

Y recuerdos de antaño le transportan a “cuando se vendían aquellos cupones cuadraditos; yo era un crío y conocía a algunos de los vendedores ciegos del cupón”. Imposible imaginar entonces su presente como protagonista de su destino, en la venta ‘a pie de calle’ del cupón de la ONCE… “Estoy muy contento con mi trabajo; me gusta relacionarme y yo diría que tengo don de gentes”, dice con cierta satisfacción formato MP3 audio(0,27 MB).

“Yo vendo de todos los productos de nuestro juego responsable, en función de la edad del cliente. La gente mayor es la que te coge más el cupón mientras los más jóvenes eligen Rascas, Eurojackpot, SuperOnce… No es toda la clientela para el mismo producto” afirma, según su experiencia formato MP3 audio(0,42 MB).

Le echa tiempo y ganas a una intensa jornada laboral, de lunes a viernes e incluye la mañana de sábado. Camina durante parte de la ruta asignada para la venta y se desplaza en su automóvil cuando le pilla algo más lejos… “Hay que moverse para vender, mujer”, dice. La sorpresa es cuando cifra tal desplazamiento entre los “cincuenta y setenta kilómetros”, el recorrido que hace a diario repartiendo ilusión.

Los millones de euros están por llegar para sus ya fieles clientes. “Premios grandes no he dado ninguno, de momento”, reconoce. Todo se andará, claro. Y a buen seguro lo vamos a contar, tal y como relata su decisión de no quedarse en casa “sin hacer nada” por tener una discapacidad. “Quería hacer algo más en mi vida laboral porque con cuarenta y nueve o cincuenta años no me veía parado en casa. Empecé a trabajar en la ONCE y estoy contento desde el primer día”, asegura. Información y elección han jugado a su favor. Ya era hora. Y es que “mucha gente desconoce que por su discapacidad puede trabajar en la ONCE”, concluye formato MP3 audio(0,85 MB) ¡Buena venta y... buena suerte!

Genoveva Benito