El papel de los productos de Cupón de la ONCE
Los bosques contribuyen a los medios de vida y al crecimiento económico a lo largo de toda la cadena de valor, desde las personas que dependen de los bosques para su subsistencia hasta los consumidores de productos de origen forestal, como el caso de la ONCE para fabricar nuestro Cupón.
El papel es un material orgánico extraído de los bosques a partir de las fibras de celulosa de los árboles, hasta conseguir una pulpa o pasta de papel, también obtenible a partir de papel reciclado. La pasta de papel se somete a diversos procesos mecánicos, para conseguir una lámina bobinada de grandes dimensiones, desde la que se generan bobinas más pequeñas y resmas de papel cortado para su comercialización (una resma equivaldría a 500 pliegos u hojas de papel). Durante la fabricación se suele aplicar un proceso de blanqueamiento.
Los bosques desempeñan un papel fundamental para el medio ambiente, la población y la economía mundial. Además de aliviar los efectos del cambio climático y los desastres naturales, representan algunas de las áreas ecológicas más ricas del planeta. También proporcionan alimentos y materias primas renovables y son el medio de vida para millones de personas.
El Centro Logístico y de Producción de Productos de Juego de la ONCE (CLP) es un consumidor de papel, necesario para imprimir los productos de cupón que comercializa, si bien y de acuerdo a los compromisos con el medio ambiente recogidos en la Responsabilidad Social Corporativa de la ONCE, se persigue que el consumo sea el menor posible y que el papel utilizado sea ecológico, al haberse fabricado en condiciones en las que se han llevado a cabo medidas para reducir el impacto ambiental. Veamos cómo.
El CLP responde al encargo concreto de fabricación de productos de lotería gráficos de acuerdo a la emisión de cupones autorizada para los canales vendedor y complementario y por cada uno de los productos de cupón y sorteo. Cada producto se somete a dos procesos diferentes, la impresión y el acabado en topes individualizados por vendedor, ambos de gran volumen. Es inevitable, pero se trata de reducir al máximo la pérdida de kilos de papel blanco o papel manchado que se desecha durante los propios procesos de producción, ya sea durante los ajustes de las rotativas o por la pérdida derivada del papel blanco que no se puede imprimir, al actuar como envoltorio de las propias bobinas impresas o como fin de bobina, en las que su curvatura es tal que no es procesable por la maquinaria de impresión y acabado. Por otra parte, se han puesto en marcha acciones de análisis para la medición del sobrante de cada sorteo y ajustarlo a las ventas reales, así como medios de impresión encaminados a producir cantidades de cupón ajustadas a la demanda exacta solicitada por los centros territoriales.
En cuanto al papel fabricado que compra la ONCE, lo primero que debemos tener en cuenta es que no todo el papel ecológico es reciclado y no todo el papel reciclado es ecológico. El papel para los productos de juego de la ONCE no puede ser reciclado debido a la escasa resistencia de este tipo de papel a la rotura y, en consecuencia, sería inservible como papel de seguridad, pero por el contrario sí puede ser, y de hecho es, un papel ecológico por dos razones fundamentales: la primera es que los fabricantes de papel homologados por el CLP cuentan con certificación internacional PEFCTM (Programme for Endorsement of Forest Council), que asegura el mantenimiento y desarrollo de los recursos forestales, contribuyendo a los ciclos globales del carbono y revalorización de las funciones productivas de los bosques, conservando y desarrollando la diversidad biológica. La segunda es que el blanqueamiento al que es sometido el papel consumido por el CLP se realiza bajo la certificación EFC (libre de cloro elemental) prescindiendo del cloro-gas perjudicial para el medioambiente y evitando el consumo de grandes cantidades de agua en su producción.
El papel utilizado en la fabricación del Cupón es un producto de seguridad media, respecto a los productos papeleros utilizados en documentos de seguridad (papel moneda, papel para timbre, lotería, cheques, valores, etc.). A su vez, el papel del cupón se fabrica bajo unas determinadas características que garantizan su estabilidad a lo largo de los diferentes procesos de producción al que es sometido en el CLP.
En la fabricación del papel, además de las fibras de celulosa, se usan diferentes materias tales como cargas, pigmentos y aditivos, que se incorporan en su estructura para dotarle de la lisura y porosidad adecuada para admitir las tintas y favorecer un secado rápido tras su impresión. Para dar una buena consistencia a la lámina de papel se utilizan y mezclan en torno a un 70% de fibras largas (pino) y un 30% de fibras cortas (eucalipto).
El CLP compra el papel de fábricas ubicadas en España y otros países de la Comunidad Económica Europea que, como ya hemos dicho, previamente han sido homologadas, verificando mediante unas pruebas preliminares que el papel se ajusta a un catálogo de especificaciones exigido al efecto. El papel se recibe en bobinas de 120 centímetros de diámetro. El peso y la longitud del papel contenido en la bobina lo determina el ancho de la banda del papel y su grosor. Según el producto de juego que se va a fabricar, se utilizan bobinas de diferentes anchos de banda y grosor, si bien por término medio el peso de una bobina está alrededor de los 450 kilogramos y su longitud se aproxima a los 8.000 metros.
Las bobinas de papel destinadas a la impresión del Cuponazo son de 46 cm de ancho, las destinadas al Sueldazo de 36 cm y las de Diario de 42 cm ancho, favoreciendo con estas medidas la diferenciación de los tres productos. Para los sorteos extraordinarios se reciben bobinas de 49 cm de ancho, que por su especial acabado final se reducen durante el proceso de producción hasta 44 cm. El papel empleado para los productos extraordinarios se diferencia de los productos semanales, caracterizándose por un acabado de mayor calidad, tanto por su gramaje superior (140 frente a 110 gr/m2), como por un acabado superficial más satinado gracias a la incorporación de aditivos más complejos durante su fabricación.
Los restos de papel sobrante durante el proceso de producción llamados en su conjunto “maculatura” se destruyen en destructoras apropiadas para este fin, prensándose y formando balas de papel que posteriormente el CLP vende a empresas de reciclado, con destino a la fabricación de papel tisú, retornando al mercado de consumo en forma de servilletas, manteles, pañuelos, papel higiénico, papel de cocina, etc., contribuyendo de esta forma a la economía circular.