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Mayores de un centro de día y escolares comparten cariño y aprendizaje gracias al  programa intergeneracional "Raíces y Alas”

Usuaria del centro de  día muestra la carta escrita por la pequeña alumna del colegio que participa en el proyecto Raíces y AlasPersonas mayores usuarias del centro de día del Ayuntamiento de Madrid José Villarreal, gestionado por Ilunion, y alumnado del colegio Beata María Ana de Jesús intercambiaron cartas escritas de su puño y letra, en una actividad enmarcada en el programa intergeneracional "Raíces y Alas", que ambos centros celebran desde 2009, gracias  a la cual comparten sus vidas y espacios  tanto del colegio como del centro de día, también al aire libre.

El objetivo no es solo potenciar la memoria, la capacidad lingüística, la lateralidad en los mayores. Según Paula Pérez, terapeuta ocupacional de Ilunion Sociosanitario en este centro de día, “se trata también de asentar valores como la responsabilidad y el respeto, fomentar el conocimiento a los mayores, de crear un espacio de intercambio generacional con reciprocidad de roles, en la que tanto mayores como niños sean maestros”

Así, el alumnado aprende buenas maneras, cosas cotidianas, cómo se vivía antes de que ellos nacieran, y los mayores reciben su cariño, su energía y simpatía, y aprenden a manejarse con el ordenador, por ejemplo. “Nos dan 50 vueltas”, comenta una de las mayores usuarias del centro.

Según señala el director del colegio Beata Ana María de Jesús, Mario Peñas, “este programa tiene un valor terapéutico muy grande para los mayores y formativo para los más jóvenes. Cuando pones juntas dos generaciones, compruebas que están muy lejos en edad, pero muy cerca en el corazón”. 

La actividad de este año ha consistido en un intercambio de cartas escritas a mano. En primer lugar, cada persona mayor escribió a uno de los niños o niñas asignados. Tras entregárselas en mano a la profesora, ambos grupos se reunieron en Madrid Río para que el alumnado entregara sus cartas y conocieran a la persona mayor que, con tanto cariño, les había escrito. El resultado de esta actividad fue tan positivo que, incluso antes de finalizar la actividad, mayores y estudiantes ya preguntaban por el próximo encuentro.

Una gran idea

El programa ‘Raíces y alas’ comenzó cuando una profesora se percató de que gran parte de su inquieto alumnado, perteneciente en su mayoría a familias migrantes, tenía la necesidad de compartir su día a día con personas mayores, puesto que no conocían a sus propios abuelos o bien estaban tan lejos que no podían visitarles.

Ante la buena experiencia, decidieron repetir la iniciativa el año siguiente, pero de una forma más estructurada, con más objetivos y diseñado por los profesionales de ambos centros. Más de 12 años realizando esta actividad entre cuyos beneficios cabe destacar: la participación de los mayores y su integración social, el fomento de actividades intergeneracionales, un mejor conocimiento de las potencialidades de las personas que padecen algún tipo de enfermedad o el fomento del voluntariado.