#35AñosFONCE
Este lema, #35AñosFONCE, conocido ahora como “hastag” por ser utilizado en las redes sociales para celebrar los 35 años desde el nacimiento de Fundación ONCE, no se entendería justo hace 35 años. Pero la ONCE tomó entonces una decisión transgresora, innovadora y atrevida que marcaría su futuro y también el de muchas y muchas personas con discapacidad en España. Si bien es cierto que muchas ya colaboraban en la tradicional venta del cupón desde casi los años 40 del pasado siglo, lo es aún más que la decisión de crear una fundación para extender la solidaridad de los ciegos al resto de personas con discapacidad constituye a buen seguro uno de los mayores aciertos de la Organización en su historia y una de las decisiones que más ha incidido, para bien, en la vida de las personas con discapacidad, que es como decir en la sociedad en general. Ahora podemos decir que somos lo generación más inclusiva de la historia. Sin Fundación ONCE, no hubiera sido posible.
No fue una decisión tomada a la ligera. La ONCE acababa de llegar a la democracia en 1982, tras largas vicisitudes, y acometió en la década de los 80 del pasado de siglo algo que el libro que mejor refleja la historia de la Organización (editado con motivo de los 75 años de la ONCE y 25 de Fundación con el nombre "Aniversarios de Ilusión") denomina “la renovación de la vieja ONCE 1981-1990”. Fueron años que, al ritmo del estallido social en España, y apoyados en valientes decisiones comerciales y publicitarias (unificación del cupón y campaña de la ilusión de todos los días o nacimiento de “el cuponazo”) provocaron el despegue económico de una Institución que se abrió al mundo a marchas forzadas, se dejo ver en la sociedad y demostró que el aperturismo iba más allá de la atención de las personas ciegas: decidió dedicar el 3% directo de las ventas de juego (aproximadamente un 20% de los ingresos netos) al resto de personas con discapacidad. En 1988 nació Fundación ONCE: solidaridad, innovación social y valentía, pensando en una sociedad moderna y de futuro.
El objetivo de partida era “canalizar” todas las iniciativas que ya se estaban poniendo en práctica en esos años de expansión para mejorar la vida de las personas con discapacidad que, en aquellos momentos, no tenían la consideración social que ahora tienen: lo primero es que todo el mundo les denominaba “minusválidos”; luego, que nadie pensaba que podían trabajar o estudiar; incluso se extendía la práctica general -largamente acuñada en años de oscurantismo- de que no podían ni debían salir a la calle y, de hecho, por los pueblos y ciudades se veían muy pocas sillas de ruedas o coches adaptados, y la accesibilidad era un término aún incipiente, lo que conducía a demasiadas personas a malvivir capturadas en sus domicilios.
Ahora, 35 años después, precisamente en estos días, la ONCE amplia la dotación para Fundación ONCE y la eleva hasta un 5%, para seguir con un camino que no tiene marcha atrás. Ha merecido la pena. La decisión tomada hace 35 años ha cambiado la vida de las personas con discapacidad en este país, en Europa (donde cada vez actuamos más) y en el mundo. Fundación ONCE nació con tres ideas claves, que engloban toda la realidad de su labor: formación, empleo y accesibilidad. Todo ello, para ir incorporando luego el resto de aspectos derivados de las mismas: deporte, ocio, cultura, tecnología, cooperación, inclusión, transporte, educación, universidad… y todo desde un enfoque de derechos y de igualdad para todos y todas.
Las personas con discapacidad han cambiado en estos 35 años su imagen y su tarjeta de presentación: ahora muestran como credenciales sus capacidades y su talento; su esfuerzo y su compromiso; su realidad y su pretensión de ser iguales. La evolución de la sociedad lo ha hecho posible pero también la aportación de una Fundación ONCE que ha superado, sin duda, aquello para que lo que fue creada. 35 años después, el avance ha sido descomunal pero los retos de futuro no los son menos. De momento, en breve seguro que somos capaces de otro hito: cambiar la Constitución Española para que no seamos considerados “disminuidos” y sí personas. En estos 35 años, y muchos más, nos lo hemos trabajado y ganado, siempre de la mano de la ciudadanía y del asociacionismo de las personas con discapacidad. ¡Personas!