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Ester Arriero: "El cáncer me ha enseñado a exprimir el presente"

Ester Arriero Higueras envía un beso desde Petra (Jordania) durante el Reto Pelayo VidaRehabilitadora de niños y jóvenes ciegos de la ONCE visibiliza el cáncer con el #RetoPelayoVida

Disfrutona de la vida hasta el último suspiro. Lo tiene meridianamente claro tras superar un cáncer de mama diagnosticado en 2020. Consciente de la fragilidad de la existencia, Ester Arriero Higueras, natural de Talavera de la Reina, con 46 años, apura su tiempo al máximo, sin prisa pero sin pausa. 

Y es que ella ya sabe bien que “de un día para otro, te cambia la vida… se paraliza todo”, afirma sin paliativos. “Tú vas a una revisión rutinaria y de repente te dicen que tienes cáncer, una enfermedad que puede ser mortal…”, relata su proceso médico formato MP3 audio(0,92 MB) mientras verbaliza algún que otro deseo: “Ojalá llegue a ser solo crónica porque se destinen más fondos para los tratamientos, pruebas médicas, investigación…”. En tan loables deseos y objetivos se mueve la multiaventura en Jordania, protagonizada por Ester junto con otras cuatro mujeres supervivientes de cáncer (Olga, Miriam, Ana y Pilar), de la última edición del Reto Pelayo Vida para demostrar que después del cáncer hay mucha vida. “Para mí ha sido un orgullo formar parte de las cinco elegidas para motivar a tantas otras mujeres que lo están pasando mal por culpa del cáncer”, declara con emoción contenida formato MP3 audio(1,77 MB), y continua: “Nosotras también hemos vomitado y hemos estado tiradas en el sofá sin poder movernos… Y fíjate ahora: hemos corrido casi 300 kilómetros en bici, escalado la segunda cumbre más alta de Jordania y buceado en el Mar Rojo. Ha sido una experiencia brutal”.

La superación personal, el trabajo en equipo, la responsabilidad o el respeto al medio ambiente son valores representados en tan gran reto deportivo cuya preparación física y psíquica requiere de fuerza de voluntad y empeño por las participantes, que son elegidas entre más de 300 mujeres con similares características. Si bien es cierto que la naturaleza y los espacios abiertos, los viajes y el deporte (atletismo, ciclismo) siempre han formado parte de la trayectoria vital de Ester.

En la actualidad anda feliz con la práctica de Dragon Boat (Barco Dragón), deporte similar al piragüismo e idóneo para contribuir a aumentar la fuerza muscular, el estado físico y el bienestar en general. También potencia la concentración mientras maneja el remo haciendo equipo con un grupo de diez personas. “Hay una categoría de mujeres con cáncer de mama y son como mi familia; y consiguen que mi vida sea ahora más plena y brille más”, comenta con estusiasmo formato MP3 audio(1,00 MB).

Felicidad en los rostros de las cinco mujeres motivadoras para otras que como ellas han padecido o están sufriendo la enfermedad del cáncer“Además de exprimir el presente, el cáncer me ha dado a gente muy bonita que no hubiera conocido de otra manera; por ejemplo, mis compañeras del Reto Pelayo… son como mis hermanas”, añade. La red de apoyo creada entre unas y otras mujeres, también a través de redes sociales (Guasap, Instagram), te levanta el ánimo en momentos difíciles que no hay pocos. “Recuerdo una vez que iba a recoger un resultado y escribí: -‘chicas voy a por el resultado, a ver qué tal…- Y todas: -‘Venga Ester estamos contigo’-. Son mujeres que están pasándolo mal igual que tú y aunque no las conozcas en persona, ese: -‘Ester estamos contigo’- te da un subidón y entras de otra manera a por el resultado médico”, comenta con agradecimiento formato MP3 audio(1,31 MB).

Amante de los animales estudió Veterinaria, se fue de Erasmus a Finlandia y cuando terminó la carrera universitaria se trasladó a Inglaterra para trabajar en un matadero que solicitaban veterinarios. No era lo suyo, lo del matadero. Regresó a España y se formó para entrenar a perros de servicio y terapia asistida con animales y viajo hasta Chile para trabajar con la Fundación Bocalán y perfeccionar allí un curso de entrenamiento canino. De vuelta a España aterrizó en la Escuela de la Fundación ONCE del Perro Guía, en Boadilla del Monte (Madrid) donde estuvo varios años en el cuidado de perreras, con los perretes que son su pasión. Corría 2011 y en calidad de traductora de inglés con grupos de personas ciegas, que iban a Rochester (EE.UU) a por su perro guía, redescubrió su talante voluntarioso y predisposición para ayudar. De hecho, su segunda opción de estudios “era enfermería porque siempre me ha gustado el cuidado de la salud, el trato en las residencias de ancianos”, confiesa. Inquieta por aprender no cejó hasta formarse por activa y por pasiva en diversos cursos relacionados con el trato humano y más cercano a las personas, véase Lengua de Signos o el de Cuidadoras de Personas Dependientes.

Sea como fuere, “se alinearon un poco los astros”, dice, y (en 2017) realizó el curso de Técnico de Rehabilitación, en la ONCE; las prácticas le tocaron también en la capital y casi ‘a renglón seguido’ empezó a ejercer tan vocacional profesión en el colegio de la ONCE en Madrid.

El cáncer o te mata o te hace más fuerte. Se hace necesario saber manejar el impacto emocional con o sin ayuda profesional y confiar en las manos del equipo médico, claro. Madre de dos pequeños, Ester encontró en la psicóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), especialista en niños, la mejor manera de enfrentar la enfermedad y poder guiarse a la hora de contar a sus hijos qué le estaba sucediendo. 

Con la mirada en positivo. A nivel profesional el cáncer le ha aportado otra visión para realizar su trabajo rehabilitador con personas ciegas o con discapacidad visual grave. “Haber vivido en mi propia piel tener que superarme, me ayuda a poder hacerles entender el día a día, que hay que seguir y avanzar; la vida es difícil pero hay que buscar todos los recursos que tengamos para poder seguir y ser felices. No quedarnos en ‘fíjate lo que tengo o lo que me falta’ más bien en ‘fíjate en todo lo que puedo conseguir”, declara con el convencimiento de la razón y realidad vivida formato MP3 audio(0,90 MB). “A mí el cáncer me ha aportado llegar más a las personas con las que trabajo”, concluye.

Genoveva Benito