Francisco Moreno: "Hacer teatro en braille es fácil para un ciego"
Fisioterapeuta jubilado y veterano intérprete del Teatro Leído "Paco 'el gato' y sus amigos", de la ONCE en La Rioja
Maúlla el gato y arranca la obra de turno, con buen talante y sentido del humor por bandera. Sencillo y sin complicaciones, a simple vista. La misma tónica a la hora de elegir, ya hace una década, el nombre del grupo de teatro leído, que trae hoy a la palestra a Francisco Moreno Martín por su alias ‘Paco, el gato’.
Junto con sus amigos ciegos “buscando nombre para poner al grupo teatral surgió lo del ‘gato’ y sus amigos y así se quedó, sin más”, declara risueño (0,39 MB). Y al hilo relata que “para hacer honor al felino” cuando se presentan y arranca la actuación de la obra, que leen en braille sin moverse del sitio o sin representación escénica, “maúllo un par de veces”, dice Paco sin acritud
(0,64 MB). Dicharachero y divertido apunta que depende de la voz o cómo responda su garganta, la onomatopéyica intervención sale mejor o peor, claro. La lectura en braille viene después, marcada por el buen hacer interpretativo de todos sus componentes.
Vivaz, siempre activo, con curiosidad por todo… o casi, le viene ‘que ni al pelo’ el apodo desde niño mientras estudiaba, en régimen de internado, en los colegios de la ONCE, a partir de los siete años. “Yo era un crío y muy travieso; me decían ‘el chacal’ cuando estuve en Alicante; y en Sevilla me pusieron ‘El gato’, supongo porque era muy inquieto y nervioso, además imitaba el maullido del animal. Luego, ya en Madrid, todo el mundo me conocía por ‘El gato’ e incluso me identificaban mejor que por ‘Paco Moreno”, comenta entre risas (0,43 MB). La Rioja es su tierra de adopción por trabajo y amor aunque lleva en su corazón el lugar donde nació: “en el pueblecito del sur de La Alpujarra granadina, Alpuñol”.
Ciego de nacimiento, con sólida formación como fisioterapeuta -en la antigua Escuela Universitaria de la ONCE, en Madrid- ha ejercido su labor profesional desde los 23 años hasta su jubilación en octubre de 2012. “Le debo todo a la ONCE, mis estudios en sus centros siendo un niño, la formación como fisioterapeuta… Me han dado becas y todo tipo de posibilidades y oportunidades para ser lo que he sido”, señala con gratitud (0,27 MB). Así rememora su tiempo de juventud, e incluso por haber tenido el apoyo directo del que fue uno de los fundadores y primer jefe nacional de la ONCE, Javier Gutiérrez de Tobar quien llevaba las Relaciones Laborales, en la entonces Escuela de Fisioterapia.
“Don Javier se encargaba durante el curso de contactar con los centros hospitalarios donde podían ubicarnos cuando acabásemos los estudios; en aquellos años había mucha demanda de fisioterapeutas ciegos porque éramos muy poquitos. Nosotros teníamos prácticamente trabajo fijo nada más terminar la carrera”, explica echando la vista atrás (0,75 MB). También comenta sentirse muy arropado a la hora de acceder a su primer puesto de trabajo, en el Centro de Recuperación de Minusválidos Físicos de Lardero, muy cerca de Logroño. “Me acuerdo que fue conmigo y me acompañó para presentarme en el centro donde iba a empezar a trabajar”, asegura. Coincidía en el tiempo con su participación en los VI Juegos Paralímpicos, a celebrar en Arnhem (Holanda), y pactó su incorporación laboral acto seguido tras la vuelta de los juegos.
Corría el año 1980. Y es que Francisco, Paco para los amigos, destacaba como atleta sumando primeras marcas en las pruebas de salto de longitud, en correr los 1.500 metros o en la carrera de los 400 lisos. Evidentemente, en los Campeonatos Nacionales de Atletismo para Ciegos había sido seleccionado para representar a España en los Paralímpicos de Holanda. De aquella incursión no trajo medalla alguna aunque más de una -y de dos- brillan, a buen seguro, en su trayectoria deportiva donde tienen cabida otras disciplinas tales como fútbol, judo y ciclismo en tándem.
Con sus 66 años “recién cumplidos, en febrero”, puntualiza con una pizca de coquetería, el deporte sigue siendo para Francisco un buen motor de vida. “Ando todos los días unos 12 kilómetros y en casa hago bicicleta estática, algo de pesas… mantenimiento, en general”, según afirma.
(0,23 MB)
Toca cuidarse, la dedicación plena a su profesión como fisioterapeuta durante 32 años - en el centro de Lardero, en residencias sanitarias y en el Centro Base de la Discapacidad y la Dependencia, en Logroño- le ha pasado alguna que otra factura cervical, con lesiones o secuelas de hiposensibilidad en las manos. Y como buen lector recurre también a la Biblioteca Digital de la ONCE.
Ni qué decir tiene, el sistema de lectoescritura para ciegos, el braille no tiene secretos para él. Lo aprendió rápido y muy ilusionado en el colegio ‘Espíritu Santo’ de la ONCE, en Alicante, con pauta y punzón (0,69 MB). Emociones vividas antaño se hacen presentes, en este punto, durante la conversación.
Sentimientos, recuerdos íntimos nos comparte con gran generosidad (1,38 MB) para siquiera vislumbrar el dolor de unos padres con uno de sus hijos ciego, que ha de estudiar lejos de casa. Los miedos se esfumaron y las expectativas se multiplicaron, con su evolución educativa. Con inmenso cariño habla de sus padres, de la familia, de su pueblo natal… Y del orgullo que sentían por verle tan feliz.
Por cierto, su amor se llama Mila; gracias a una compañera de su primer trabajo se conocieron, se casaron y tienen a su hija Valvanera, de 35 primaveras.
Francisco, Paco… es un señor sin barreras. “Yo soy un libro abierto, pregúntame lo que quieras”, me dice (0,04 MB). Y así todo fluye.
El ámbito teatral, en el que anda inmerso de un tiempo a esta parte, le fascina. Considera que el teatro leído “es perfecto para una persona ciega (0,82 MB) porque te metes en la obra, transmites y comunicas sólo con la voz”, aclara. Maestría tiene a raudales para el ‘teatro leído en braille’ y tampoco anda mal de voz. Además cuenta con mil recursos y emociones vividas para hacer vibrar a todo un auditorio.
La humildad y un estupendo sentido del humor combinan a la perfección para seguir creciendo. “Entre las múltiples actividades que la ONCE organiza me llamó la atención la del teatro y como he leído en braille toda mi vida -y leía relativamente bien, apostilla- me dije: esto para mí esta 'chupao'. Me apunté a colaborar con los amigos ciegos, me gustó y aquí seguimos”, concluye. (0,50 MB)
Pasito a pasito, verso a verso, va camino de los once años formando parte del grupo de teatro leído ‘Paco, el gato, y sus amigos’, de la ONCE en La Rioja.
¡Mucha mierda, artista!
Genoveva Benito