La Inteligencia Artificial (IA) es uno de los principales avances tecnológicos de las últimas décadas. Su implementación en el ámbito del juego gira en torno a la  desarrollo de sistemas informáticos que, imitando nuestras capacidades cognitivas, recopilan datos con el propósito de identificar patrones de comportamiento de los usuarios que les permita aprender de manera autónoma y realizar acciones sin necesidad de programación previa.

Desde el punto de vista de  la prevención del fraude es una herramienta eficaz que garantiza el respeto a la normativa legal para prevenir y colaborar en la persecución de las actividades ilícitas.

Los intentos de fraude son cada vez más sofisticados. La IA, aplicada a la prevención del fraude, puede identificar detalles en las comunicaciones, en los patrones analizados y en la transacciones financieras que están al límite de los parámetros de las actividades legales. Puede reconocer aspectos que serían prácticamente indetectables y señalar intentos de phishing, fraude en los medios de pago, suplantaciones de identidad, apropiación de cuentas e incluso falsificaciones de documentos, a veces, inmediatamente después de que sucedan o antes incluso de que lleguen a consumarse. La velocidad y la inmediatez son algunas de las principales ventajas de la IA y del aprendizaje automático (Machine Learning). Estos desarrollos puedan encontrar y procesar información más rápido que los analistas humanos y aprender y adaptarse para recibir información y cambiar su comportamiento en función de lo aprendido.

En áreas de riesgo como la suplantación de identidad, cada vez más común, la IA se constituye como un instrumento fundamental en los procesos de verificación de identidad mediante la biometría.

Si bien actualmente el uso de IA en la detección de fraudes está en fase embrionaria, con certeza la IA evolucionará y será ampliamente utilizada en los próximos años. También por los delincuentes. Sin duda las soluciones de IA se convertirán en una necesidad, no en una opción.