EL PAÍS DE LA INCLUSIÓN
“Fuente Obejuna, todos a una por la inclusión”. Este fue el grito que todo un pueblo, liderado por sus escolares, hizo sonar bien alto hace unos días para celebrar que se convertían en la primera localidad de España en contar con una Calle de la Inclusión, a la que además sumaron seis “Parques de la Inclusión” en otras tantas pedanías del municipio. Y, además de grito, se convirtió en toda una fiesta que sumó a jóvenes y mayores por las calles de la localidad cordobesa, quienes se unieron sin miramientos a una llamada a la inclusión con mayúsculas, la inclusión que nace de quienes no temen nada, quienes no tienen filtro, de quienes, como los niños y niñas de la localidad, especialmente de una escuelita rural encantadora que no podía llamarse de otro modo que “Colegio Público Rural Maestro José Alcolea”, consideran que la inclusión es algo tan importante para tenerlo en cuenta en sus vidas, en su día a día, y en sus calles. Solo necesitaban un pretexto y eso lo generó el Grupo Social ONCE con su Concurso Escolar.
Nuestro Concurso es una iniciativa de concienciación con resultados tan extraordinarios como estos, para seguir construyendo juntos el país de la ONCE, el país de la inclusión. De la inclusión entendida como la define la Real Academia de la Lengua: primero, como “acción o efecto de incluir”, de sumar al otro, de tener en cuenta a quienes nos rodean, de pensar, siquiera un momento, en que no vivimos como seres aislados y que, seamos como seamos, merecemos formar parte de la ciudadanía; segundo, como “conexión o amistad de alguien con otra persona”, que igual tendría que ser la primera acepción de nuestra querida RAE; porque de eso se trata precisamente, de conexiones, de uniones, de trabar y enlazar amistad con otra y otras personas sin tener en cuenta su condición o sus condiciones. Y esto solo había que verlo en la plaza de Fuente Obejuna, conocida y reconocida por ser lugar protagonista de una obra de Lope de Vega, donde niños y mayores se juntaron “todos a una” para mover con sus manitas, o con sus manos ya curtidas en mil batallas, la banderita que decía inclusión, inclusión, inclusión.
Es solo el principio y también el fin de una iniciativa que inició la ONCE hace ya casi 40 años con un Concurso Escolar que ya ha hecho historia y que ahora se retoma bajo el paraguas del Grupo Social ONCE para seguir construyendo: un concurso escolar ideado para la sensibilización de los escolares en sus primeras edades educativas y que, año a año, tema a tema, con la inestimable colaboración de docentes tan comprometidos como Rafael Ledesma (maestro en la escuelita rural de la que hablamos), ha conseguido hacer transitar a los niños y niñas de este país por diferentes realidades que tienen que ver con construir sociedades mejores, ni más ni menos que el objetivo primero y también, de nuevo, el objetivo final de esta Organización con nombre de número. Un concurso escolar en el que muchos padres se ven ya reflejados en sus hijos porque hace unos años, participaron en él con el mismo entusiasmo.
La Calle de la Inclusión de Fuente Obejuna será la primera de otras muchas que niños y niñas están ya impulsando en sus pueblos y ciudades quizás con algo que empieza como un juego, como un juego educativo (qué mejor manera de educar) pero que, sin duda, acabará impulsando ciudadanos iguales, ciudadanos sin complejos que ven en la diversidad una realidad más, no una realidad excluyente o que genero miedo o recelo. Compartir, respetar y no discriminar fueron las palabras elegidas por los propios escolares para narrar una día importante en la historia de su pueblo, un día para destacar el valor social de la realidad humana por encima de cualquier otro, reclamando además la igualdad de oportunidades para todas las personas, sin cerrar las puertas a un futuro más inclusivo.
Y es que, como dijo el presidente Miguel Carballeda en el acto celebrado en la localidad cordobesa, el Grupo Social ONCE se parece mucho a Fuente Obejuna para caminar todos a una con más de cuatro millones y medio de españoles con discapacidad para quienes reclamar más inclusión. Pues bien, ahora, todos ellos tienen ya una Calle de la Inclusión, muchos parques de la inclusión y, a buen seguro, una excusa para predicar con el ejemplo y convertirnos, aún más, en el país de la inclusión.