Juan Carlos Serradilla: "Conocer a las personas garantiza el servicio"
Controla el acceso de visitas y parking en Torre Ilunion del Grupo Social ONCE
Auxiliar de servicio. Es la primera persona que vemos justo en la garita de acceso al vistoso edificio de Torre Ilunion, en pleno corazón de la M-30. “Mi trabajo consiste en hacer control de acceso al parking y de todas las visitas o entradas… Si tenemos una VIP coordinamos con escoltas a la hora de aparcar el coche, etc.”, declara (0,22 MB) Juan Carlos Serradilla Famoso, madrileño de 59 años.
Amabilidad y veteranía. Trato directo con las personas. Si echa la vista atrás lleva la friolera de tres décadas en el complejo donde se ubica, en la actualidad, el centro neurálgico y empresarial de ILUNION. Integrante del Grupo Social ONCE forma parte del equipo de las personas, de Ilunion Outsourcing, que crean una forma diferente de hacer empresa donde la rentabilidad económica y social sí es posible. Personas con y sin discapacidad trabajan en equipo y siempre sumando porque donde no llega una capacidad llega el talento de otra. Con cierto orden y concierto se consigue el objetivo.
Serradilla, famoso por su buen hacer veterano y no solo por su segundo apellido, tiene turno de mañana - “de siete a quince horas, de lunes a viernes”, puntualiza- y no para ni un segundo desde que arranca su labor. De hecho, mantenemos la entrevista, por teléfono, bien pasadas las tres de la tarde, concluida su jornada laboral. “Claro, lo que te decía, antes es imposible; estás aquí y te viene un mensajero, un transportista, visitas…”, y así relata un día habitual en su puesto (0,93 MB). También con algún que otro contratiempo, claro: “el típico mensajero que te deja el coche mal aparcado -y tienes que ir a regañarle- o el taxista que te aparca en la misma puerta y vienes tú con tu coche y no te deja pasar…”. Mano izquierda o derecha, según se mire, no le falta, “sobre todo con el personal de taxis -asegura- cuando se cruzan dos coches en la entrada principal y tú sabes que, en un segundo, va a salir el Consejero Delegado e intentas que se retiren por las buenas… Ósea que sí, un poquito ‘de mano’ hay que tener”.
La tecnología e innovación del presente nada tienen que ver con la de junio de 1993, fecha en la que Juan Carlos arrancó trayectoria laboral en el complejo de la calle Albacete nº 3. Realizaba una suplencia de mes y medio consistente en hacer rondas por el edificio y estar pendiente, desde un centro de control, de las cámaras de seguridad. Quién le iba a decir que ‘a día de hoy’ iba a seguir en el mismo lugar, con cierta satisfacción. “El Grupo Social ONCE me ha dado todo; he conocido a muchas personas y con distintos tipos de discapacidad; estoy en contacto tanto con directivos como con la señora de la limpieza y todos somos compañeros. Me han enseñado mucho”, comenta. Así expresa admiración (1,57 MB) mientras comprueba “cómo una persona, que va en silla de ruedas, puede tener la facilidad de llegar a trabajar alegremente, u otra, que viene desde el metro, con su bastón blanco te diga: -Juan Carlos ¿qué tal? ¿cómo vas? - . Aquí tenemos gente maravillosa, encantadora. Y, la de arriba, la de dirección son iguales”, continua. A los hechos se remite: “tuve un pequeño incidente y me dieron unos puntos por un corte en la mano. Y te hace mucha ilusión cuando vienen a preguntarte, en este caso el consejero delegado o tu jefe de Recursos Humanos, porque eso no pasa en todas las empresas…”.
Poco tienen que ver los recursos en la edificación de antaño, sin lucir el identificativo logo de Ilunion en iluminaria de dos colores (amarillo y azul), cuando el sistema de alumbrado y calefacción “no existían como tal”, apunta. Entonces trabajaba en turno de noche… “yo tenía una ronda, a última hora, planta por planta, apagando los distintos diferenciales y quitando las luces. Luego, a primera hora de la mañana, a eso de las seis, hacías otra ronda subiendo los diferenciales para que cuando viniera el personal estuvieran las plantas con alumbrado”. Al hilo relata cómo la informática y la programación han hecho de las suyas y la evolución mejora el desempeño del puesto de trabajo: “Ha cambiado totalmente; de hacer un apagado manual a tenerlo programado tanto el tema del alumbrado, calefacción, aire acondicionado… También es verdad que todo el tema de visitas, por ejemplo, antes nos daban la referencia en una hoja de papel escrita a mano y ahora tenemos correo electrónico y nos comunican todo por ahí”. Serradilla comenta la evolución vivida en el complejo
(1,78 MB)
Seguridad y protección son ‘pieza clave’ en Torre Ilunion, totalmente accesible para personas con discapacidad y personal cualificado en cada puesto de trabajo. Diecisiete plantas, con la suma de sus cuatro sótanos, acogen empresa y servicios de atención personalizada.
Mejor que Juan Carlos no conoce nadie tan iluminado edificio, que ha visto evolucionar y cambiar, así como a tantas personas que entran y salen del mismo. Tiene buena memoria y… se queda con las caras. La confianza, además, es un plus. “Es que para estos edificios, digamos inteligentes, pienso que es mejor tener personas que lo conozcan porque es complicado coger el ritmo en poco tiempo”, opina.
Cerca de 2.400 empleados, entre Torre Ilunion y Oficinas Ilunion (edificio Mízar), pasan por delante de la garita donde él se ubica, a diario. “Quedarte con la cara de todos y con el nombre no es fácil. Y a todo el mundo le gusta, aunque parezca una tontería, que le saludes por su nombre. Yo pienso que eso es importante y que da una garantía de cara al servicio”, concluye (0,74 MB).
Genoveva Benito