Estás en:

EL SECRETO DE LA ONCE

Muchas veces nos preguntamos y nos preguntan (dentro y fuera de España) el secreto del funcionamiento de la ONCE y, por extensión, del Grupo Social ONCE. Y respondemos explicando un modelo único en el mundo, capaz de incluir, sí, incluir, a muchas personas con discapacidad dentro del espacio que conocemos como ciudadanía. Siempre como un ciudadano más, nunca como uno menos. Esto es para lo que nacimos, lo que somos y lo que queremos ser y, en el origen de todo, en el corazón de esta gran familia, están nuestros más de 19.000 vendedores y vendedoras de productos de lotería de la ONCE. Ahí está nuestro secreto, en el mayor equipo del mundo de personas con discapacidad impulsando una misma ilusión con su esfuerzo, talento y cariño, a pie de calle, compartiendo con los ciudadanos un saludo que se repite millones de veces cada día en las calles y plazas de España. 

Un saludo que es un pacto, un apretón de manos, una confidencia, un deseo y que significa lo que el Grupo Social ONCE quiere trasladar al conjunto de la sociedad: muchas gracias y mucha suerte.

Basta compartir una velada con estos hombres y mujeres a los que cariñosamente llamamos “centinelas de la ilusión” para saber que ese apretón de manos hacia la ciudadanía nace desde las mejores manos y con los mejores deseos; desde la capacidad y la profesionalidad; desde el espíritu de servicio y de ser y sentirse parte del mayor prestador mundial de servicios para personas ciegas y con discapacidad, apoyado en la gestión de una lotería responsable, segura y social cuyos embajadores se superan día a día.

Acabamos de celebrar nuestro encuentro anual “Gala del Vendedor del año”, que reconoce, no a quienes han vendido más o han sido más productivos, galardona a quienes ponen el corazón y el alma en lo que hacen cada día, quienes tratan de convertirse con su afán cotidiano en una correa transmisora de solidaridad que, luego, se multiplica y retorna a los ciudadanos y ciudadanas que lo necesitan en forma de servicios sociales y de acción social, capaz de impulsar una sociedad más inclusiva.

Begoña, Raúl, Sedvije -a quien todos llaman Silvia-, Doris, Diego, Concepción, José Antonio, María, Martín, Carlos Alberto, Pascual, María Teresa, Pablo, Alberto, Santiago, Alfonso Luciano, Jesús, Emilio Gabriel, Policarpo, Juan Carlos, Francisco Manuel y Koldo son algunos de esos vendedores y vendedoras que representan a todos los demás y que han compartido un fin de semana maravilloso (en sus propias palabras) de convivencia y emociones.  

José Antonio admira al recién retirado jugador del Betis Joaquín;  Begoña es más de “Pretty Woman”; Sedvije -Silvia- huyó como refugiada de su Kosovo natal y, llegada a España hace años, vende con alegría los cupones de la ONCE en alguno de los ocho idiomas que habla; Raúl tiene una burra que se llama Catalina; Doris es campeona de parchís; y Pascual entrena perros mastines que han ganado algún campeonato del mundo.

Son gente… a pie de calle, gente normal y extraordinaria, buena gente que da forma a una realidad de la que, en ocasiones, ellos mismos no son conscientes: representan el secreto de la ONCE, que no es un secreto como tal, sino una realidad que todos los ciudadanos conocen y reconocen con su cariño y con su respeto. Así que ya lo saben, el secreto no está oculto y tampoco está “en la masa” (como decía una campaña publicitaria hace ya algunos años), el secreto son ellos y ellas. El secreto está en nuestros vendedores y vendedoras.