Más de 3.000 obras adaptadas por la ONCE llegan a usuarios de 21 países gracias al Tratado de Marrakech
Tras 10 años de su aprobación por la OMPI
, el Tratado de Marrakech ya es una realidad en 119 países de todo el mundo. Una década después de su firma -en la capital marroquí el 27 de junio de 2013- es en los últimos años cuando las personas ciegas o con grave discapacidad visual están comprobando sus beneficios. Entró en vigor en la Unión Europea en 2019, y el 8 de octubre del mismo año en España, a través de la ONCE, comenzando entonces los intercambios de obras accesibles en todo el mundo. Gracias a este magnífico Tratado, en estos casi 4 años, la Biblioteca Digital de la ONCE (BDO)
ha sumado a su fondo bibliográfico, de más de 50.000 títulos, otros 415 libros provenientes de 17 países. En sentido contrario, la ONCE ha enviado o donado 3.000 libros a 26 entidades de 21 países.
Dado el escaso periodo de tiempo desde su implantación efectiva en nuestro país, a través de la ONCE, como entidad autorizada, su marcha es “bastante buena”, según Francisco Martínez Calvo, técnico superior de Servicios Bibliográficos de la ONCE. Muy implicado en el desarrollo y negociación del contenido del Tratado de la OMPI desde 2009, junto a la española experta en el Tratado y actual vicepresidenta de la Unión Europea de Ciegos (EBU), Bárbara Martín, Martínez Calvo, realiza un balance muy positivo del servicio que nuestra organización está dando y recibiendo gracias al bautizado como ‘el milagro de Marrakech’.
“Desde esta fecha se han registrado unas 3.000 descargas directas de la BDO, de países de todo el mundo. América Latina prácticamente se lleva la mayor parte, aunque si incluimos EEUU como país de habla hispana resulta que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en Washington acapara más de la mitad de las peticiones que nos llegan”, afirma (0,68 MB).
Dentro del radio latinoamericano, "Argentina es el país con el que más libros compartimos, fundamentalmente con la Biblioteca Argentina para Ciegos y su sección Tiflolibros; le siguen Uruguay, México, el Instituto Nacional para Ciegos (INCI) de Colombia y la Biblioteca Nacional de Perú". Por otro lado, asegura que además hay más de una veintena de entidades de 17 países a las que también se da este servicio, y que en su mayoría son europeos.
“El servicio que damos es por dos vías -explica Martínez Calvo
(0,89 MB)-. Bien vía directa, es decir, que una entidad autorizada se la registra como usuaria de la BDO, como si fuera un afiliado/a nuestro, y ellos buscan y se descargan directamente los libros que necesitan; o bien indirecta, a través de un servicio específico que creó la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) a raíz del Tratado de Marrakech que se llama ABC. Se trata de una gran biblioteca virtual en la que está incluida la ONCE y otras muchas organizaciones de todo el mundo, y que ofrece bibliografía y materiales accesibles, de manera que todas las entidades autorizadas del Tratado entramos, buscamos y nos descargamos lo que queremos”.
Con todo estos datos objetivos, "creo que el Tratado está funcionando -asegura (0,85 MB)-. Hay que pensar que las cifras son engañosas porque lo que no queremos es que nuestras bibliotecas se repliquen. Es decir, ni nosotros queremos tener toda la biblioteca de Tiflolibros en la BDO, ni en Washington quieren tener toda la Biblioteca de la ONCE porque es absurdo. Lo importante es saber que está ahí... Es decir, el objetivo del Tratado es que podamos tener acceso a los libros estén donde estén, en el caso de la BDO a 50.000 títulos, de manera que si alguien nos lo pide y está ahí se lo puede descargar”.
En el caso de la ONCE se ha realizado 3.000 donaciones a través de Marrakech durante estos casi 4 años, y ha incorporado a su acervo bibliográfico 415 obras de otras entidades que son las que los usuarios han demandado fundamentalmente en idiomas como inglés y francés, y en menor medida en italiano, alemán y portugués.
“¿Son muchas? ¿Son pocas? Pues la verdad es que me cuesta valorarlo, pero lo que si valoro es que el sistema, creado a raíz del Tratado, funciona. Que tenemos un sitio donde buscar, donde encontrar y donde bajarnos las obras”, comenta Martínez Calvo (0,93 MB), para quien además este sistema es “una manera de evitar que todos produzcamos el mismo libro en formato accesible, como ocurría antes, cuando todos grabábamos a la vez Harry Potter, por ejemplo, de manera que había 30 versiones en español distintas, una por cada país iberoamericano... Ahora, con que uno haga una primera versión en el mismo idioma, los demás podemos dedicarnos a hacer otros libros. Y eso es también parte del objetivo de Marrakech, dejar de hacer algo que antes no teníamos más remedio que hacer”.
Por tanto, para las personas para las que se creó, podemos decir que está cumpliendo sus objetivos. “Si hay alguna traba -explica Francisco Martínez (1,13 MB)-, son trabas burocráticas innecesarias, ya que hay países donde el ministerio correspondiente tiene que autorizar a las entidades para que hagan uso del Tratado, y eso está en contra del mismo, ya que además eso no lo articula en su contenido. Son cosas que frenan la utilización de Marrakech en algunos países” .
En este sentido, para Carmen Bayarri, directora del SBO, Marrakech ha supuesto un punto de inflexión en cuanto a disposición de libros en lengua extranjera. “Para hacernos una idea del cambio que ha supuesto la entrada en el espacio de Marrakech, antes de 2019 teníamos en nuestra biblioteca 120 audiolibros en lengua extranjera que no fuesen manuales de idiomas. Ahora 3 años y medio después, esa cifra ha subido a casi 540, o sea 4,5 veces más”, afirma.
Balance mundial
Con motivo de este 10º aniversario, el pasado 27 de junio la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), que es el principal organismo internacional que representa los intereses de los usuarios de los servicios de bibliotecas y centros de documentación, erigiéndose en portavoz del sector bibliotecario global, junto a Daisy Consortium
, organización internacional fundada para encontrar una solución común en la creación del sistema de libro hablado digital, el Formato DAISY, reunió a un amplio grupo de representantes de diversas entidades y organizaciones de ámbito nacional e internacional para evaluar la marcha del Tratado.
En el mismo, además de los datos que aportó Martín Calvo en este encuentro en representación de la ONCE, la vicepresidenta de la EBU ofreció también un balance muy positivo de su rodaje. Comenzó diciendo que el tiempo ha demostrado que era un Tratado muy necesario y que “ha venido para quedarse”, ya que en 10 años hay 119 ratificaciones de las cuales 38 proceden de Europa.
Los datos indican que en la EBU este respaldo supone que el 31 % de la población de la Unión Europea de Ciegos, demostrando que efectivamente el trabajo y las negociaciones en Marrakech respondieron al interés de sus beneficiarios, las personas ciegas, las cuales a lo largo de estos años se han movilizado consiguiendo que los gobiernos de sus países hayan alineado sus legislaciones al Tratado para ponerlo en funcionamiento.
“Esto ha sido muy importante -afirma Bárbara Martín (1,55 MB)-. La EBU ha trabajado por la implantación y ratificación del Tratado por zonas geográficas. En la zona de los Balcanes se ha trabajado por partes para las ratificaciones de países como Serbia y Montenegro. De esa zona solo quedan pendientes Albania y el norte de Macedonia. Y también se ha trabajado mucho con la zona nórdica; de hecho los países nórdicos ya lo tienen ratificado y en general se demuestra que hay mucho interés”.
Ahora, la EBU está trabajando en la evaluación tanto de la directiva como del reglamento de su funcionamiento 5 años después de su puesta en vigor en la UE, y “aunque la valoración por nuestra parte es positiva sigue habiendo problemas en Austria y Alemania, en donde sigue existiendo la compensación económica para poder adaptar los libros a los editores, y eso es muy contradictorio. Este es un asunto que la EBU lo va a poner de manifiesto tanto en la evaluación como en la consulta que nos haga la Comisión Europea para corregir esta práctica y eliminarla, potenciando el funcionamiento del propio Tratado”, explica.
A la vez, la Unión Europea de Ciegos está trabajando en la futura aplicación del Acta Europea de Accesibilidad que insta a los países de la UE a que los dispositivos y los libros en formato electrónico sean accesibles; un aspecto en el que aún es necesaria una labor importante para que los editores comprendan que el Tratado de Marrakech no es excluyente al Acta, sino complementario. “El Tratado de Marrakech es una herramienta más para facilitar el acceso a la lectura de las personas ciegas y que además cubre todo lo que no cubre el Acta, que se pondrá en vigor a partir del 2025. Pero antes de ese año las personas ciegas tenemos todo el derecho a poder leer lo que leen los demás. Entonces, si no es por el Tratado lo tenemos bastante complicado”, explica Martín Muñoz. (0,96 MB)
Pero además considera que hay que seguir trabajando en su divulgación y conocimiento entre el gremio de editores que, en su opinión
(0,71 MB), “están empeñados en que como los libros electrónicos son por sí mismos un formato accesible, con eso basta. También el braille es un formato accesible para las personas ciegas, así como los textos con macrocaracteres, y si no se publican estos formatos es el Tratado de Marrakech quien permite realizarlo. Así que, como he dicho al principio, el Tratado vino para quedarse y será siempre la mejor herramienta para las personas ciegas en el siglo XXI para acceder a la cultura, la educación y al empleo”.
Finalmente, como usuaria del Tratado a través de la Biblioteca Digital de la ONCE (BDO), Barbara Martín, valoró muy positivamente la oportunidad que Marrakech le confiere al poder disponer de títulos de obras accesibles en otros idiomas. “Hablo inglés e italiano y, sin duda, que se hayan podido incorporar títulos en estos idiomas en nuestra biblioteca es un lujo que hasta ahora no teníamos las personas ciegas, en este caso afiliadas a la ONCE. Y esto es gracias al este Tratado y a la gestión que está haciendo del mismo nuestra Organización. Con lo que el impacto que Marrakech está teniendo en España, como usuaria del mismo, creo que es magnífico”, concluye. (0,96 MB)
En definitiva, el Tratado de Marrakech que nació para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso, se ha convertido en el primer tratado internacional aprobado por la OMPI que, en lugar de limitarse a defender los derechos de propiedad intelectual de escritores, editores, ilustradores, etc., se comprometía a defender el derecho de las personas ciegas y del resto de posibles beneficiarios a acceder a su lectura en aquel formato que mejor se adecúe a sus necesidades.
Como asegura Martínez Calvo, "parafraseando al propio director general de la OMPI, este es, pues, el primer tratado en defensa de los derechos de los usuarios".
Mercedes Leal