EL “ILUSIONARIO”
No existe en España una iniciativa escolar en la que hayan participado tantos escolares y profesores durante los últimos cuarenta años y que les haya permitido tanto acercarse a la realidad de las personas, muy especialmente de las personas ciegas o con algún tipo de discapacidad. El Concurso Escolar de la ONCE cumple cuarenta años y bajo el lema “4 Décadas de inclusión, únete a la historia”, mantiene la tensión y propone a los escolares y sus “profes” crear algo verdaderamente novedoso: un diccionario de la inclusión, un lugar en el que consultar y mirarse para saber si estás utilizando correctamente el lenguaje y estás ayudando a hacer sociedades más modernas e inclusivas. Y para conocer nuevos términos que, a buen seguro, se convertirán en realidades.
Porque, “las palabras son determinantes para expresar no ya lo que somos, a lo que aspiramos, nuestras necesidades y requerimientos. Lo son para dejar constancia del mundo y de la vida”. Así lo afirma el académico leonés Luis Mateo Díez en el prólogo del libro de estilo de la agencia de noticias Servimedia, y tiene razón. Es importante lo que decimos, pero también cómo lo decimos y, en esa tarea, seguro que los escolares, niños y niñas de todos los rincones de España, nos ayudan a contar con un compendio amable e inclusivo, además de fácil y directo, el “Inclusionario”.
Es sin duda una iniciativa muy acertada para celebrar cuarenta años de vida de un Concurso Escolar que ha sido una extraordinaria herramienta de sensibilización e inspiración para más de siete millones de alumnos y alumnas, miles de profesores, innumerables familias y, en definitiva, para toda la comunidad educativa a lo largo de estas cuatro décadas, que han recorrido mil temáticas con el mismo objetivo: crear un mundo igual para todas las personas.
Porque diccionarios hay para todos los gustos. Por supuesto, los editados por las Reales Academias de la Lengua pero también los de autor, desde el “Diccionario del erotismo” del Nóbel Camilo José Cela hasta el Diccionario del humorista Coll; del “Diccionario estrafalario” de Gloria Fuertes al “Diccionario pánico: jaculatorias y arrabalescos”, de Fernando Arrabal; o más burlescos, como el “Diccionario de la Irreal Academia de la Oreja” o el “Antidiccionario de la Real Academia Cómica de la Lengua”. Pues bien, ahora se sumará otro muy real, que hablará de inclusión, de sentirnos mejor cuando hablamos de nuestros “iguales”. Nace, el “Ilusionario”, un lugar común surgido de la capacidad y la necesidad que tienen las nuevas generaciones de construir sociedades en las que todos tienen un papel.
¡Ah! Y no lo duden: el “Inclusionario” llegará a buen seguro al Congreso de los Diputados para seguir gritando muy fuerte a los nuevos diputados, ahora desde los más jóvenes, sobre la necesidad de cambiar el artículo 49 de la Constitución para dejar de considerar “disminuidos” a las personas con discapacidad. Igual se convierte así, además, en una palanca eficaz de movilización de nuestros políticos y las alumnas y alumnos participantes cambian la historia de este país, siempre para mejor.