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AGRADECIMIENTO

Hace apenas unos días conocimos que Galicia es la comunidad española con más personas centenarias, con más de 2.000 gallegos y gallegas viviendo esta realidad, y con esa región de España a punto de entrar en el “top cinco” de zonas azules del mundo de mayor longevidad, que encabezan Okinawa, en Japón, o la italiana isla de Cerdeña. Pues bien, en el Grupo Social ONCE debemos tener algo de gallegos, de japoneses o de sardos (así se llaman los naturales de Cerdeña), porque contamos con 224 afiliados y afiliadas centenarios, a los que tratamos de apoyar y estar a su lado. Voluntariado, visitas, acceso a la lectura sonora de nuestra biblioteca, adaptaciones y compañía son gestos que van más allá del concepto de servicios y les ayudan en su día a día. Ellos, a cambio, nos enriquecen con su conocimiento y experiencia vital.

Y nos sorprenden, en ocasiones, con su memoria y sus historias, como ocurría en la novela de Delibes “Las Ratas”, con las conversaciones del pequeño protagonista, “el Nini” con “el tío Rufo”, el centenario.

En este número incluimos entrevistas a dos centenarias que nos remueven y nos conmueven con sus realidades vitales y, al tiempo, nos dan fuerza y nos trasladan su ilusión por vivir, recordar y, a pesar de todo lo ocurrido y vivido, vivir, vivir y vivir: algunos se cruzaron con Alfonso XIII; todos atravesaron la Guerra Civil española; a otros les asesinaron a algún familiar cercano, incluso a un padre prácticamente arrancándole de sus brazos; algunos pasaron hambre y vieron morir a demasiadas personas cercanas; la mayoría vive en centros de mayores y gozan del cariño y respeto de todos y de todas; algunos llevan apenas una década afiliados a la ONCE y otros acumulan muchos años más; pero todos coinciden en destacar el agradecimiento como máxima vital, las gracias por todos los años que han vivido y a quienes les han acompañado, también a esta Organización con nombre de número, que trata de apoyarlos.

Y lo hacemos con profesionales como nuestros técnicos de rehabilitación, nuestros trabajadores y trabajadoras sociales, nuestros expertos en convertir libros en textos sonoros, nuestros psicólogos y psicólogas que les ayudan a vivir su nueva realidad de personas mayores y de personas con discapacidad visual. Y, aún más, con los muchos voluntarios y voluntarias que se ponen a disposición de las familias y de los centros de mayores para realizar cualquier cuestión que les pidan aunque lo más demandado, claro, es acompañar, escuchar, charlar, estar a su lado. Qué gran labor la de estos héroes anónimos capaces de realizar esta tarea en silencio y todos y todas, aquí también, coinciden en el agradecimiento como máxima, sabedores que esa experiencia les acompañará toda la vida.

Que las personas, en general, se sientan -nos sentamos- queridas, escuchadas y acompañadas es un deseo mayoritario pero, especialmente en estas edades y realidades, cualquier pequeño gesto se convierte en un mundo, más aún en algunas situaciones, con quienes ya no tienen familiares o amigos y encuentran en nosotros su único apoyo. Es nuestra forma de darles las gracias y al tiempo, de sentirnos mucho mejor con nosotros mismos y orgullosos de que desde el Grupo Social ONCE podamos seguir contando con su presencia. Nuestro agradecimiento es para ellos y para ellas.