Hace ya diecinueve siglos que el sabio romano Juvenal nos advirtió, con su “Mens sana in corpore sano”, de la necesidad del buen estado físico para que el cerebro funcione a satisfacción. Pero el desarrollo tecnológico y de la anatomía, la psicología o la neurología ha puesto además en este lapso en nuestras manos herramientas específicas para mejorar y mantener la buena forma de nuestra actividad cerebral. Entre las últimas innovaciones, los juegos para teléfonos móviles y tablets que causan furor en todo tipo de públicos.

Hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y personas mayores comparten la afición (y en no pocos casos la adicción) a tales entretenimientos digitales. Incentivan nuestros reflejos, estimulan la capacidad de memorización plástica y de respuesta intuitiva ante procesos no previstos. En definitiva, contribuyen a hacernos personas más intelectivamente preparadas para afrontar los retos de un universo que galopa al ritmo de los desarrollos digitales o incluso  de la inteligencia artificial que asoma ya como una realidad en todos los entornos.

Para las personas con discapacidad visual, sin embargo, este acelerado proceso comportaba un altísimo riesgo de fractura social añadida por la inaccesibilidad de estas aplicaciones y de sus soportes. Por ello, el acuerdo y la cooperación materializados con Vodafone y Unobrain Neurotechnologies (como en otros ámbitos lo es la colaboración con firmas como Microsoft) constituye una enorme satisfacción...

Tomar el tren de estas versiones de juegos digitales, antes de que la locomotora se convierta en un avión y en breve en un auténtico sputnik, es condición indispensable para enrolarnos en un viaje hacia un nuevo horizonte en el que las personas ciegas no podemos permitirnos el lujo de quedarnos en tierra. Que ni la pereza ni las dificultades de accesibilidad que debemos contribuir a derribar nosotros mismos nos arredren: el futuro nunca espera.