Palacios, décimo en el XIII Mundial de Ajedrez para Ciegos
El polaco Jacek Stachanzyk nuevo campeón del mundo
El tarraconense Manuel Palacios, tres veces campeón de España para ciegos (en 2000, 2002 y 2004) y otras cuatro subcampeón, resultó el español mejor colocado, con la décima posición en el ranking mundial y puesto de honor, tras el XIII Campeonato del Mundo individual IBCA (International Braille Chess Association), que se disputó del 5 al 14 de mayo en Katerini (Grecia). Palacios, que lleva 23 años en el equipo olímpico español, ha cumplido así sus expectativas deportivas en esta cita cuatrienal que ha reunido un total de 103 jugadores, representando a 33 países de todo el mundo. “Siempre me planteo ir partida a partida, aunque siempre que juego quiero ganar. Eso me lleva a veces a posiciones complicadas, algunas que no espero... Nunca me conformo con el empate y eso en ocasiones me trae algún disgusto. Pero es una característica de mi juego, y mi aspiración es estar lo más arriba posible”, nos comentaba Palacios en las vísperas de la cita mundialista.
Con ese mismo objetivo de mantenerse entre los 10 mejores del mundo acudió Agustín Fernández (de Tenerife), pero finalmente acabó en el puesto 18, tras ir durante casi todo el torneo rondando esa línea de los 10 primeros puestos. Por su parte Gavril Draghici (de Tarragona) -campeón de España en 2004 y subcampeón en 2000- terminó en el 29, y el madrileño David Zanoletty, campeón de España en 2012, hubo de conformarse con el puesto 35, muy cerca de sus posiciones de partida. “Nuestros jugadores han cumplido en líneas generales, aunque haya diferencias entre ellos. Desde luego el de Palacios ha sido un resultado más que notable: quedar el décimo del mundo no es cualquier cosa. La pena es que Agustín en la última ronda perdió las posibilidades de incluirse también entre los 10 mejores, al perder con el número uno del torneo en la última partida... Tuvo mala suerte en el emparejamiento final, y eso le retrasó al puesto 18. Gavril tampoco estuvo tan brillante como en otras ocasiones, aunque se ha defendido, y Zanoletty ha estado en su ranking. En resumen, han cumplido con las expectativas que llevaban, respetando pronósticos”, declara a nuestra revista el técnico de Ajedrez de la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), Jesús García.
Supremacía polaca
Por delante de todos ellos, el polaco Jacek Stachanczyk se proclamó nuevo campeón del mundo de ajedrez para ciegos, una gran sorpresa pues no contaba entre los favoritos (salía precisamente con el número 10 del ranking), sino, sobre todo, porque los rusos presentaban en esta ocasión una fortísima mezcla de jóvenes y veteranos que parecía destinada a retener el título. Stachanczyk no es un jugador veterano, no lleva demasiados años en la élite, aunque forma parte del equipo olímpico de Polonia. “Más que el hecho de que él lo ganara sorprende que lo hayan perdido los rusos, porque tenían un conjunto muy fuerte, campeones del mundo en algunos casos, y parece mentira que se hayan tenido que conformar con colocar a cinco de ellos entre los 10 primeros”, señala Jesús García.
El Campeonato del Mundo se disputó por sistema suizo, que permite jugar las nueve rondas a todos los jugadores.
Deporte inclusivo
Deporte de larga tradición entre las personas con discapacidad visual, el ajedrez es una de las modalidades deportivas más inclusivas, dada la facilidad con que pueden participar en competiciones con personas videntes. Para su práctica, los jugadores ciegos requieren apenas unas adaptaciones del material, como que el tablero tenga los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos para diferenciarlos al tacto, o que las piezas negras tengan, en su parte superior, una protuberancia distintiva.
Todas las piezas llevan, además, un pequeño vástago en su base que se introduce para ejecutar los movimientos en las casillas del tablero (provistas a su vez de un orificio central). Así, el jugador puede tocar las distintas piezas, moverlas y reconocer las posiciones sin derribarlas.
Las partidas entre ajedrecistas ciegos se juegan en dos tableros. De modo que cada uno de los jugadores mueve sus piezas y las del contrario en su propio tablero, evitando molestar al contrincante. Los relojes, por otro lado, disponen de un mecanismo de voz con auriculares para estar al tanto del tiempo de juego.