“En Hungría necesitamos una organización como la ONCE”
Durante los días 18 y 19 de mayo una delegación del Instituto Nacional para Ciegos de Hungría (organismo de dependencia gubernamental) visitó varios centros de la ONCE en Madrid -su Consejo General, el Centro de Recursos Educativos, la Delegación Territorial, el Servicio Bibliográfico (SBO), el Museo Tiflológico-, expresando su admiración por el modelo de trabajo de la entidad española que no dudaron en señalar que sería “un sueño” poder “exportar” a su país, donde hoy por hoy -reconocen- “no existe nada parecido”.
“Nuestra impresión es muy positiva. Nos ha encantado la buena organización de la ONCE y de los servicios con que provee a las personas ciegas, desde la infancia hasta la edad adulta y aun a los más mayores”, valoraba la directora del Instituto húngaro, Irén Szabóné Berta (formato MP3), al culminar la visita en la que se les ha explicado tanto la estructura de la ONCE como la de su Fundación y del Grupo ILUNION.
Los ocho profesionales de la entidad centroeuropea -psicólogos, rehabilitadores, trabajadores sociales-, y su guía intérprete, mostraron así el máximo interés por los Servicios Sociales que presta la ONCE al colectivo de personas ciegas. La veterana responsable de Rehabilitación húngara Márta Csattosné Tolnay puso el acento en la los avances en accesibilidad cultural de nuestra Organización: “en Hungría -confesaba- no hemos alcanzado este nivel tecnológico” (formato MP3). En materia educativa señalaron que la gran mayoría de sus escolares también cursan ‘educación integrada’, aunque -matizan- “contamos a la vez con dos escuelas especiales para ciegos, en las que se atiende junto a ellos a alumnos con otras discapacidades”. Sí mostraron su admiración por el seguimiento realizado con los niños y jóvenes estudiantes gracias al modelo ONCE: “deberíamos aprender de ustedes esa articulación de expertos y técnicos que visitan con frecuencia y apoyan a los alumnos en las escuelas ordinarias... Eso desde luego, nos falta”. La vertiente laboral es también, en buena medida, un objetivo pendiente en Hungría: “no hemos logrado éxitos como los suyos, sobre todo porque, por desgracia, las empresas húngaras no aceptan a los ciegos como aquí”, afirma Irén. Y asegura que eso se percibe también en la aceptación social de las personas ciegas: “parece que en España la sociedad acepta más y mejor a los ciegos que en Hungría”. Según sus propias estimaciones, en ese país habría unas 80.000 personas ciegas o con grave discapacidad visual. Unas 500 de ellas son atendidas anualmente por sus servicios de rehabilitación.
Genoveva Benito