Adrián Rincón: "Me gusta ver mis límites"
Afiliado a la ONCE, ha sido 'Embajador de la Discapacidad' en la Ruta BBVA que creó el periodista De la Quadra-Salcedo hace 30 años
Intrépido y curioso (¿quién dijo miedo?), la adrenalina corre por la venas de este joven salmantino siempre que se enfrenta a algún deporte de riesgo. Su incipiente carácter, con un inevitable matiz aventurero, contrasta con la pasión musical por el jazz que siente de antaño. Y es que el último verano le ha cambiado la vida... Con 18 años ha vivido su experiencia sensorial más gratificante como expedicionario de la ya veterana Ruta BBVA que, en su 2015, ha llevado a sus integrantes por España y posteriormente en una apasionante ruta por Colombia.
“En la ruta cada día es una aventura, porque nunca sabes qué va a pasar”, afirma Adrián Rincón, feliz rememorando las caminatas por el Parque Tayrona, “con el jefe del campamento a la cabeza y con un guía que iba abriendo camino con su machete... Estábamos en la selva -insiste-, selva con mayúsculas”. Lo disfrutó de lo lindo, junto con los más de 170 jóvenes compañeros (formato MP3), y siempre acompañado por Virginia (monitora aportada por la ONCE para esta iniciativa), que le iba explicando “muy bien -puntualiza- dónde estaban los obstáculos. Los escalones, decía ella, aunque en realidad eran piedras amontonadas que dejaban a la vista una especie de escalera... Me indicaba cómo bajar o subir y, si teníamos que ir de uno en uno, apoyaba mis manos en sus hombros para que la siguiera”, rememora Adrián (formato MP3)... Miles de sensaciones nuevas recopiladas en su apretada mochila tras tan largo viaje. Así refiere la humedad sentida en Cartagena de Indias (formato MP3) comparándola con “ese vapor de agua caliente que sientes cuando entras al baño y alguien se acaba de duchar”, o cómo suena el amanecer en plena naturaleza colombiana con el canto de las aves autóctonas. Y se emociona recordando al llamado por los indígenas ‘pájaro alarma’ porque, dice, “cuando pía parece que hubiese saltado una sirena de seguridad ¡Cómo puede hacer ese sonido tan electrónico!”, exclama Adrián, quien precisamente de sonidos, con las gamas de tonos y acordes, entiende un rato largo: la música siempre ha formado parte de su vida y, a buen seguro, marcará su destino. De hecho, este año completa el Grado Medio de Piano Clásico, con el 6º curso, y sueña con especializarse en ‘piano-jazz’ y en Dirección de Orquesta, en la Escuela Superior de Música de Cataluña (formato MP3).
Ceguera inevitable
Como pez en el agua se mueve con su bastón blanco, que empezó a utilizar con 12 años. Aunque reconoce haber aprendido su uso, y también el sistema de lectoescritura braille, con bastante antelación a manifestarse la ceguera total que padece, a modo de preparación ante su previsible llegada a causa de un glaucoma congénito. Le pilló en la edad preadolescente, cuando ya apuntaba maneras compitiendo, durante tres años consecutivos, en los Campeonatos Nacionales de Natación, mientras estudiaba en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid. Aprender tan bien a nadar le serviría este año para sentirse más seguro al sortear los ‘rápidos’ del descenso (a modo de ‘rafting’) del río Fonce, en San Gil (Santander, Colombia). “Había que remar muy fuerte debido a las pozas y remolinos de agua que nos llevaban hacia el fondo del río. Notabas cómo entraba el agua en la balsa y te salpicaba por todo el cuerpo”, relata, y exclama: “el agua estaba un poquito fresca pero... ¡nos bañamos! Un tramo del ‘rafting’ lo atravesamos nadando muy rápido; eso sí, nos explicaron qué postura debíamos de adoptar (tumbarse estirado y en la superficie para no darte con las rocas del fondo, mirar hacia delante y nunca hacia atrás...). Medidas de seguridad mínima que te recomiendan y la verdad es que estuvo muy bien esta actividad", concluye (formato MP3):
Siempre a flote. Adrián consigue superarse y bandear el dolor de la pérdida imprevista de su madre, a causa de un accidente de automóvil hace sólo cuatro años. Reside en su ciudad natal, Salamanca, con su hermana (de 12 años), a la que colma de atenciones, y su padre, a quien admira y agradece su dedicación hacia ellos. “Es nuestro ejemplo. A veces le dan bajones, pero él tira hacia adelante y nos ayuda en todo; se sacrifica por nosotros para que podamos cumplir nuestros sueños. ¿Mi padre? Creo que es único” (formato MP3).
En el tintero quedan muchas vivencias y anécdotas de la Ruta (del tacto de un cangrejo azul o de un esqueleto de iguana a la casa museo de García Márquez; el agradable olor y sabor de las frutas tropicales... el enamoramiento en la Ruta). El expedicionario ciego Adrián Rincón comparte más anécdotas de su experiencia sensorial, que vivió durante la Ruta BBVA 2015 (formato MP3). Pero nos quedamos, en la despedida, con su fuerza de voluntad y la constancia en sus objetivos. “Me gusta ver mis límites, comprobar hasta dónde puedo llegar", asegura (formato MP3). La caminata de Adrián no ha hecho más que empezar. ¡Suerte!
Genoveva Benito