Finaliza con éxito la cuarta edición de ‘Campus Inclusivos, Campus sin Límites’
Más de 150 estudiantes con y sin discapacidad han vivido la experiencia preuniversiaria este verano
Ocho universidades de cuatro comunidades autónomas (Murcia, Andalucía, Navarra y Castilla y León) han participado en la cuarta edición del proyecto ‘Campus Inclusivos, Campus sin Límites’, puesto en marcha por Fundación ONCE, Fundación Repsol y el Ministerio de Educación Cultura y Deporte, desde junio a septiembre pasados. Tras cuatro años en marcha, más de 450 estudiantes, con y sin discapacidad, han vivido este verano -gracias a esta iniciativa- una experiencia preuniversitaria que puede resultar fundamental en sus vidas, aportándoles orientación y seguridad de cara a un futuro laboral basado en un mayor y mejor afianzamiento formativo y docente.
Y es que el objetivo originario de este programa, dirigido fundamentalmente a fomentar la presencia de estudiantes con discapacidad en la universidad española e incentivar que sus centros continúen avanzando en su proceso de adecuación a las necesidades y capacidades de estos estudiantes con discapacidad, propiciando su plena inclusión en el ámbito de la Educación Superior, se ha visto, en algunos de sus puntos, reorientado tras los cuatro años de experiencia del proyecto, según explica Isabel Martínez Lozano, comisionada para Universidad, Juventud y Planes Especiales de Fundación ONCE (archivo MP3).
Gracias a ‘Campus Inclusivos, Campus sin Límites’, cada verano cientos de estudiantes preuniversitarios con y sin discapacidad disfrutan de una experiencia universitaria inclusiva y conocen en primera persona este entono, mediante estancias de 7 a 10 días en un campus universitario, en el que desarrollan actividades tanto de carácter puramente académico como cultural y de ocio. En concreto, este verano han participado en el programa las universidades de Murcia, Jaén, Salamanca, Granada, Málaga, Almería, Navarra y Sevilla. Y en todas ellas, cada vez más, la implicación directa y activa de sus rectores y rectoras ha ido aumentando, favoreciendo así la buena marcha de un proyecto cada vez más afianzado y valorado, según Isabel Martínez (archivo MP3).
Así, las actividades previstas han sido diferentes dependiendo de cada campus, como han sido las propias universidades las encargadas de seleccionar a los alumnos participantes en cada experiencia, todo ellos procedentes de los cursos de segundo ciclo de Educación Secundaria Obligatoria, de Bachillerato o de Ciclos Formativos de Grado Medio y/o Superior.
Mejor orientación académica
Un estudio reciente muestra que más del 60 por 100 de los alumnos universitarios no han recibido orientación previa y eso les ha llevado a experimentar, en muchos casos, que su elección universitaria no ha sido la correcta. Y este es uno de los puntos que se ha reforzado en el programa, con el objetivo de que los futuros universitarios tengan más afianzada su opción académica y, por tanto, su proyección profesional. Por otro lado, para Martínez Lozano el indicador que mejor refleja que el programa ha tenido éxito es que muchos de los participantes no quieren volver a sus casas tras realizar el campus (archivo MP3).
Para la comisionada de Fundación ONCE, la iniciativa es todo un ejemplo de que la colaboración público-privada en materia de educación es lo que necesitan los futuros profesionales de nuestro país (archivo MP3). Fruto de la misma es el compromiso por parte del Ministerio de Educación de cara a la próxima edición, pues aportará más financiación con el objetivo de que el proyecto llegue a más alumnos y universidades. Y es que para la responsable de Fundación ONCE, entre los retos a los que se enfrenta la sociedad figura el de promover la educación superior y las universidades inclusivas dando así cumplimiento al marco normativo que impone la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas en materia de recursos y apoyos que garanticen la igualdad de oportunidades, la movilidad internacional y la empleabilidad a través de las prácticas académicas y otros instrumentos. O lo que es lo mismo, que nuestros estudiantes con discapacidad tengan derecho a la educación, en este caso superior, sin discriminación y con las mismas oportunidades que el resto. Este requiere de un modelo universitario inclusivo que ayude a combatir, entre otros factores, la elevada tasa de abandono escolar en secundaria entre los estudiantes con discapacidad, que se sitúa en un 53 por 100. De hecho, hoy sólo un 5 por 100 de estos jóvenes accede a estudios universitarios.