Ha recibido una mención honorífica de la Junta de Andalucía por evitar una agresión a un médico de urgencias 

Vigilante distinguido de Ilunion. Acaba de cumplir 48 años, tiene dos hijos (chico y chica) y este verano su hija le hará abuelo. Juan Francisco Pérez Luque trabaja en un hospital  cordobés, la tierra que le vio nacer, y ha sido distinguido con una mención honorífica de la Junta de Andalucía por su buen hacer profesional. Y es que no hay día que no haya alguna que otra ‘situación complicada’ durante el servicio de urgencias del centro sanitario de Alta Resolución Valle del Guadiato. “No es lo mismo trabajar en un centro comercial que en urgencias de un hospital porque aquí las personas que vienen están preocupadas por un paciente o ellas mismas están enfermas”, declara con cierta comprensión (0,64 MB). 

El orden en la atención y los protocolos están para cumplirse... y el uso de los recursos, a nivel sanitario también, no casan con el abuso. Parece mentira pero esa falta de respeto al personal sanitario y hacia el bien común es más habitual de lo que se imagina cualquier ciudadano de ‘a pie’. Y es ahí cuando entra en juego la importancia de la labor de los vigilantes de seguridad como Juan, que así lo constata. El último incidente, que frenó en seco, quizá salvó la vida del médico que intentó atender a un supuesto enfermo... o no. Y que le ha valido, en última instancia, la condecoración de marras. 

Un accidente de tráfico truncó su carrera militar. Superó aquel bache del pasado preparándose en temas de seguridad, especializado como escolta y en explosivos, viraba su trayectoria laboral hacia la tarea de vigilante de seguridad. El buen hacer diario, que muestra y demuestra su valía, no está exento de altercados como el que aconteció aquella madrugada del mes de marzo. “Resulta que llegó un paciente en ambulancia, procedía de otro centro médico en el cual se había negado a que lo asistiera un sanitario. Cuando entró por el servicio de urgencias, el médico de turno se dirigió a él para saber qué le pasaba y este señor manifestó que había tomado marihuana, distintas sustancias y además alcohol”, relata el vigilante, con detalle, (0,59 MB) para entrar en situación. El médico de turno se encontró con la negativa del paciente para ser explorado y así saber qué problema le había llevado hasta allí. Pero, si no quería ser atendido, la pregunta del millón: ¿Qué hacía en urgencias? Pues bien, lo que quería era... “que le trasladaran al hospital de Pozoblanco, sin más ni más”, valora Juan, sin acritud. Y es que el servicio de ambulancia le venía ‘al pelo’ para ahorrarse la bajada de bandera, si cogía un taxi, para llegar hasta dicha localidad. “Al principio no sabíamos muy bien el motivo, el médico le explicaba que para derivarle a otro hospital primero tenía que examinarle y en función de la patología decidiría...”, continua. (0,34 MB) Así las cosas no pintaban nada bien y el nivel de agresividad del paciente iba en aumento. Recuerda que “venía ya un poco alterado e incluso tuvimos que llamarle la atención en varias ocasiones porque se quitaba la mascarilla, alzaba la voz al facultativo... Y el médico le insistía en que si no quería atención médica saliera del recinto”. Negación como respuesta y, por consiguiente, (4,58 MB) aviso a la guardia civil por la alteración que esa persona estaba produciendo, con sus idas y venidas, entradas y salidas al centro de urgencias hospitalario, en una actitud amenazante. Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad... Un servicio complicado, sin duda, que Juan Francisco solventó con profesionalidad y ha tenido merecido reconocimiento. “Significó mucho, la verdad. Te llena de orgullo y es una satisfacción muy grande que reconozcan nuestro trabajo cuando se hacen las cosas bien”, concluye con emoción (0,83 MB).

Genoveva Benito