POLÍTICA INTERNA
Las personas mayores y en soledad son una prioridad en todos los programas de atención del Grupo Social ONCE
Más del 50% de las personas afiliadas a la ONCE y más del 60% de las personas con discapacidad son personas mayores de 65 años
Como cada año, el mes de octubre arrancó con el Día Internacional de las Personas de Edad, que se conmemora el mismo día 1, y en el que el Grupo Social ONCE ha aprovechado para hacer visible la especial atención que presta a este segmento de la población, donde se acrecienta el riesgo de padecer la soledad no deseada. “La soledad que duele, que no se desea, la que hace daño; un daño que se acrecienta con el paso del tiempo y por la que son tan importantes las políticas preventivas”, asegura la presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (soledadES) de Fundación ONCE, Matilde Fernández
(0,37 MB).
Y, precisamente, en torno a este Día, la ONCE ha presentado su nueva iniciativa ‘Somos vitales’, con la que quiere “brindar a las personas afiliadas mayores de 55 años claves para la mejora de su calidad de vida, tanto para su propio desarrollo personal como para poder ayudar a otras personas que lo necesiten en su entorno y en especial de la propia Organización”, como expuso Mª José Sánchez Lorenzo (0,55 MB), directora técnica de Bienestar Social, Prestaciones y Voluntariado de la ONCE.
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El Consejo Territorial Comunidad Valenciana sigue profundizando en la difusión de la Cultura Institucional
El Consejo Territorial de la ONCE en la Comunidad Valenciana desarrolló, el pasado 5 de octubre, una sesión de difusión de la Cultura Institucional de la Organización en la Escuela de Cocina El Respirall de Alzira.
Tras una sesión preparatoria que tuvo lugar antes del verano, en la que se impartió una charla sobre el Grupo Social ONCE y el trato adecuado a las personas ciegas, en esta ocasión se celebró un desayuno a ciegas con los alumnos y alumnas del centro de formación.
En el desayuno, una parte de los alumnos se colocó el antifaz, y sus compañeros tuvieron que ir dándoles indicaciones de cómo debían desenvolverse. Después se intercambiaron los papeles. De este modo, al hecho de sentir lo que significa comer a ciegas, se suma el aprendizaje de cómo guiar a una persona ciega en un entorno que no le es familiar cuando se dispone a realizar alguna comida.