Una sana ilusión transnacional
Hay retos que exigen toda la ilusión del mundo, no la del iluso sino la de los hombres y mujeres ilusionados. Poner en marcha un programa que aborde los graves problemas de la población con discapacidad en Iberoamérica es uno de ellos. Y no menos ambicioso (en la mejor acepción del término) es aliarse con el Parlamento Europeo (PE) para hacer lo propio en nuestro continente, escenario que, pese a su alto desarrollo, tiene enormes carencias como denuncian las organizaciones del sector ante las instituciones de Bruselas. La ONCE acaba de embarcarse, con toda su ilusión, en ambas apuestas.
Ante el presidente del PE, Antonio Tajani, se ha conjurado para incorporar el concepto de discapacidad de forma trasversal a cuantas discusiones y normativas se implementen en la Unión; y lo propio ha hecho con la responsable de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Rebeca Grynspan, en referencia a aquella región. Un desafío de futuro dispuesto a afrontar las necesidades de los más de 160 millones de personas con discapacidad que viven entre ambos continentes.
ONCE y su Fundación solidaria con las personas ciegas de la región iberoamericana, FOAL, han encendido la llama de esa ilusión junto a la SEGIB para hacer realidad un sueño que cruce el Atlántico y aúne fuerzas y sinergias de una a otra orilla para esos más de 80 millones de iberoamericanos con discapacidad que reconoce la Organización Iberoamericana de la Seguridad Social... Y que, unidos a los 80 millones de discapacitados europeos, arrojan un censo conjunto de unos 162 millones de personas.
Enorme será también, por tanto, la envergadura de los recursos a movilizar elevando los correspondientes reclamos a las Administraciones nacionales para que reconozcan y asuman la defensa de unos colectivos de personas con discapacidad de los que cada una de ellas son responsables, desde el reconocimiento de su dignidad y condición ciudadana, como lo avala, en cualquier lugar del mundo, la Convención de la ONU sobre esta materia. Una iniciativa sin parangón, que -junto a los derechos civiles- pondrá el énfasis en el acceso a la educación y al empleo, especialmente importantes en Iberoamérica con una mayoritaria de población de menores de 25 años... La tarea requerirá el compromiso de países, gobiernos, agencias de cooperación y organizaciones multilaterales, del mismo modo que la ONCE y FOAL vienen movilizándoles estas dos últimas décadas para promover la plena inclusión sociolaboral, en su caso de las personas ciegas y deficientes visuales. Una modélica hoja de ruta ante los nuevos y colosales retos que se abren, que abordamos con tan sana como decidida ilusión.