Estás en:

El futuro, en sus manos

Probablemente la rama de la salud con más reciente popularización entre la población general sea la de la fisioterapia. Y, entre los recorridos laborales con más rotundo éxito para las personas con discapacidad visual en nuestro país en estos años, destaca precisamente el de fisioterapeuta. Factores que, unidos, han convertido a esta rama de las ciencias de la salud en una de las sendas más firmes para la formación, la autonomía profesional y económica y para la aceptación social de los afiliados y afiliadas de la ONCE. Una historia de éxito con una clave de bóveda que la sustenta: la escuela universitaria que nuestra entidad puso en pie, con este objetivo, hace ya 53 años.

La expansión de los tratamientos fisioterapéuticos ha elevado, en efecto, la valoración social de estos profesionales entre los que su alta capacitación ha permitido hacer cotidiano el hecho de encontrarnos con personas ciegas o con grave discapacidad visual. Este proceso de normalización y de puesta en valor de la tarea de los fisioterapeutas formados por la ONCE constituye para la entidad una doble satisfacción: la de contribuir a la emancipación de un buen número de sus miembros (en general, además, personas jóvenes) que materializan con la fisioterapia una oportunidad de vida, digan y socialmente reconocida; y la de profundizar en la materialización del posiblemente más capital de sus retos institucionales, como lo es la integración de las personas ciegas en el cuerpo social en condiciones de igualdad con el resto de la ciudadanía, también en esta dimensión profesional y laboral.

El prestigio alcanzado por este colectivo, que ha superado el medio millar de fisioterapeutas ciegos formados en la Escuela Universitaria de la ONCE, muestra cómo sí es posible la integración normalizada y la incorporación a la vida sociolaboral con garantías cuando las cosas se hacen bien. Un centro formativo exigente y adecuadamente adaptado, unas pruebas de grado que reclaman del alumnado un nivel incontestable y, por encima de todo, la determinación de estas personas con discapacidad visual por situarse en pie de igualdad ante las exigencias docentes y, luego, en la competencia profesional cotidiana han conducido a que hoy sean muchos los pacientes que muestren incluso su preferencia por ser tratados por nuestros fisioterapeutas, en un guiño a su autoafirmación como especialistas de la salud y, al tiempo, como personas.