Escuela de Fisioterapia de la ONCE: más de 50 años forjando ilusiones
Tres testimonios de vida del casi medio millar de personas ciegas a las que este centro universitario ha formado y abierto la vía del empleo, la autonomía personal y el reconocimiento social
Después de 53 años de vida la Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE no sólo es un centro de referencia y excelencia internacional en esta rama de las ciencias de la salud; para sus alumnos, los 463 afiliados a la ONCE que a lo largo de su historia se han graduado como fisioterapeutas profesionales, y los 128 (68 de Grado y 60 de Máster) que ahora cursan en ella sus estudios universitarios, la Escuela es una auténtica fábrica de sueños e ilusiones cumplidas. Sueños como los que personifican Raquel Marqués, Cristina Serrano y José Luis García, tres alumnos a los que les queda un año para lograr el Grado en Fisioterapia, y para los que su experiencia docente está resultando más que gratificante.
En el caso de Raquel porque la discapacidad visual irrumpió de una forma muy brusca en su vida, a consecuencia de una retinosis pigmentaria que la obligó a tomar decisiones en muy poco tiempo. Esta afiliada de Santiago de Compostela comenzó con 18 años a estudiar Enfermería, pero con apenas 23, nada más comenzar el Máster, se le presentaron serios problemas visuales. Al poco de empezar a ejercer como enfermera tuvo que abandonar, ya que la pérdida de visión frustró sus expectativas profesionales. No conocía apenas la ONCE, se afilió y fue entonces cuando, guiada por su vocación hacia el área de la salud, comenzó a buscar opciones. Y como un espejismo, que se ha convertido en realidad, descubre la Escuela de Fisioterapia de la ONCE. Ahora tiene 28, y sólo le queda un curso para conseguir graduarse y por ello se encuentra muy, muy ilusionada.
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Su compañera de curso, Cristina, es un poco más joven. Con 21 años casi -los cumple en abril- y a pesar de que su glaucoma congénito le hace ser consciente de las posibilidades reales que su discapacidad visual le da en todos los ámbitos de su vida, asegura, al igual que Raquel, que está cumpliendo su sueño de dedicarse a lo que realmente le gusta, una
vez abandonada la idea de llegar a ser médico como quiso hace años. A la Fisioterapia llegó a través del deporte. Con 16 años comenzó a practicar goalball, y ahí comenzó todo: sus compañeras de equipo estudiaban en la Escuela.
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Y por fin José Luis, con el que ambas comparten amigos, profesores, aulas, apuntes y también ilusiones, que llegó a la Escuela después de que una uveítis irrumpiera en su vida hace unos años. Actualmente tiene 33, es un deportista nato, practica triatlón, y se quedó ciego total hace cuatro años. Antes de llegar a la Escuela, tan sólo le quedaba un curso para finalizar sus estudios superiores como óptico-optometrista, y al igual que a sus compañeras la Fisioterapia se presentó en su vida como una especie de tabla de salvación profesional y personal. Para él, estar formándose para llegar a ser fisioterapeuta en la escuela de la ONCE "es algo excepcional" (0,38 MB).
Prácticas “de superación”
El desarrollo curricular del título de grado en esta Escuela, que está adscrita a la Universidad Autónoma de Madrid, incluye la realización de prácticas clínicas, en distintos hospitales de referencia como La Paz de Madrid o el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Además, los alumnos de cuarto curso, dirigidos y supervisados en todo momento por profesores fisioterapeutas, tratan de forma gratuita a pacientes con diferentes patologías.
Se trata de un áspecto de su formación muy apreciado entre los propios alumnos, no sólo por lo que aprenden tratando a pacientes reales, sino por lo que son capaces de transmitirles. En opinión de Cristina, paciente y médico, al coincidir ambos en la condición de la discapacidad, crean sinergias de superación.
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Tanto que, en opinión de José Luis, el hecho de que los terapeutas sean ciegos minimiza en gran medida el grado de dificultad con la que diariamente vive una persona con una gran discapacidad por lesión medular, por ejemplo, y hace que la conexión resulta muy sencilla.
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Por eso, los tres, Raquel (0,41 MB), Cristina
(0,34 MB) y José Luis
(0,12 MB) no dudan en invitar a que otros jóvenes afiliados a la ONCE se planteen la opción de la Fisioterapia como una magnífica salida profesional. Pero para ello es necesario que esta opción se dé a conocer convenientemente, en especial entre los jóvenes afiliados, los que actualmente cursan 4º de la ESO, así como los que estudian 1º y 2º de Bachillerato.
Tan sólo una pequeña demanda nos trasladan estos tres jóvenes a través de nuestra revista: lo que más les gustaría es que las instalaciones del centro contara con “una cafetería”. Aún no la tienen, pero confían en que, si no ellos, sí puedan disfrutarla pronto futuras promociones... ¡Pues ahí queda!
Una escuela del siglo XXI
La Escuela Universitaria de Fisioterapia de la ONCE, fundada en 1964, depende de la Universidad Autónoma de Madrid. Está financiada y gestionada por la ONCE. Se dirige a estudiantes ciegos y deficientes visuales, aunque también tienen cabida, en los cursos de Postgrado, fisioterapeutas no afiliados cuando no se cubre el total de las plazas convocadas. Igualmente, a través de un convenio con la Asociación de Ciegos Portugueses (ACAPO), la Escuela habilita anualmente alguna beca para estudiantes con discapacidad visual de aquel país (3,47 MB).
La ocupación laboral, tras la finalización de los estudios, es del 100 por 100. Además, la Escuela ha impulsado iniciativas para facilitar una salida profesional y una vía al emprendimiento de los fisioterapeutas que se han formado en la Escuela. La ONCE creó así, en 1997, las clínicas Revitass, un referente en la inclusión laboral de personas con discapacidad visual, que desde hace dos años se transformaron en ILUNION Fisioterapia y Salud como fórmula de emprendimiento, tras el nacimiento del grupo de empresas sociales de la ONCE y su Fundación.
Mercedes Leal