Félix Hernández Delso: "La EXPO´92 fue el aldabonazo definitivo para la integración de la discapacidad"
Guarda entrañables recuerdos de la que fue Exposición Universal de Sevilla 1992
El director del Pabellón de Fundación ONCE en la Expo´92, Félix Hernández Delso (Espejo de Tera, Soria, 1935), perdió completamente la visión con sólo ocho años. Tres más tarde ingresó en el colegio de la ONCE de Pontevedra, donde vivió una etapa formativa de su vida que le iba a marcar para siempre... Lo mismo que el hecho de tener que ser usuario de silla de ruedas a partir de los 36 años.
La ceguera no le impidió a Félix formarse como profesor de Derecho Mercantil y desarrollar un recorrido muy completo por diferentes puestos y escenarios, normalmente ligados a la ONCE: vendedor de sus productos de juego en Soria; director de la agencia de Calahorra (La Rioja); o delegado territorial en Cataluña -donde nacieron sus tres hijos- y posteriormente en Andalucía.
Hernández Delso fue uno de los hombres clave en la transición de la ONCE hacia la democracia e, igualmente, poco más tarde, se distinguió entre los que más pelearon para lograr la incorporación de la Organización a la Seguridad Social. En 1992 fue elegido por la ONCE y su Fundación para dirigir su Pabellón en la Exposición Universal de Sevilla que supuso “un aldabonazo”, explica, para proyectar el liderazgo internacional de la ONCE y para impulsar, en general, la imagen de las personas con discapacidad en España y en el mundo.
Agarrados a su silla, durante los seis meses de apertura de la Expo, reyes de media Europa (como los de Bélgica, España, Holanda o Suecia), o mandatarios como el sultán de Malasia o el presidente de Australia, recorrieron el pabellón de la Fundación ONCE y otras instalaciones. Un escaparate internacional extraordinario, sin duda, apostilla Hernández Delso
(0,53 MB). Igual que los más de tres millones de personas que visitaron el Pabellón, algo que supuso un impulso definitivo para la visibilidad y la integración de las personas con discapacidad en la sociedad y la implantación de la accesibilidad en el diseño de los transportes y las ciudades. Hernández Delso sostiene que la Expo´92 supuso un impulso definitivo para la integración de las personas con discapacidad.
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Los semáforos acústicos, el rebaje de las aceras, las plazas reservadas para las personas con discapacidad, las entradas accesibles en organismos públicos... son sólo algunas de las demandas que tuvieron protagonismo en el Pabellón de la ONCE y su Fundación. Allí se hicieron numerosísimas demostraciones prácticas cuya efectividad en muchos casos se ha evidenciado al irse abordando, como soluciones, aquellas propuestas, entonces pioneras, que aún rememora Hernández Delso (0,72 MB).
Acompañado siempre por su mujer, Mari Carmen Mariano -no se entendería su figura sin el apoyo imprescindible de Mari Carmen-, ha superado con éxito la última de las muchas barreras que la vida le ha puesto por delante, un cáncer de próstata. “La integración -sostiene- depende de cada uno”. Es un valiente pero no se reconoce como ejemplo de nada, sólo, en todo caso, como un hombre inquieto que ha aportado mucho a la historia de la ONCE y su Fundación; y también de la sociedad española. “Todo se puede alcanzar con el trabajo y dedicación utilizando bien los recursos tiflotécnicos que tenemos a nuestro alcance las personas ciegas”, comenta al tiempo que sonríe no sin un punto de timidez, mientras insiste: “¿Ejemplo yo...? No sé...” Hernández Delso dice que no se reconoce como ejemplo de nada (0,53 MB)
Veinticinco años después, la ONCE se ha superado en todos y cada uno de los aspectos que la distinguen tanto a nivel nacional como internacional. Y, fiel a su memoria, se enorgullece de haber contribuido a aquel punto de inflexión que resonó de la mano de la Expo´92. Una simiente responsable en gran medida de los frutos que hoy recoge en su consolidado liderazgo internacional en la lucha contra las barreras y la inclusión laboral. “La ONCE ya formaba parte de la Unión Europea de Ciegos y tenía contactos con gobiernos latinoamericanos, pero a efectos de barreras fue el aldabonazo definitivo para que todos los poderes públicos estableciesen normas (1,52 MB) para llevar a cabo la integración de las personas con discapacidad, sobre todo a nivel laboral”, concluye. El ejemplo del Pabellón de la ONCE y su Fundación, y de todo el equipo de trabajadores con discapacidad que atendían ya entonces a los millones de visitantes valió más que mil palabras... Pues eso.
Genoveva Benito/Luis Gresa