Juan Segundo Nieto: "Por mis venas corre ONCE"
Vendió 6.837 cupones para el sorteo del jueves 31 de agosto, dedicado a la Fiesta del Cristo de la Salud de la Puebla de Almoradiel (Toledo)
Constante y trabajador. El flamante y veterano agente vendedor de los productos de juego de la ONCE Juan Segundo Nieto Torresano, conocido por el alias Patachicle, ha logrado lo que no estaba escrito... Con el gancho del motivo del cupón ilustrado con la Fiesta del Cristo de la Salud de la Puebla de Almoradiel, en la provincia de Toledo, consiguió repartir la ilusión en los cerca de 7.000 cupones vendidos para el sorteo del 31 de agosto. Una proeza que Juan explica con sencillez y humildad. “Yo los pedí con antelación; me los dieron en la Delegación y, entonces, cuando lo luchas...”, relata entusiasmado mientras concreta que ‘El Cristo’ y su fiesta constituye la máxima conmemoración en el pueblo. “La gente colaboró muchísimo, además de echarle yo muchas horas durante las jornadas de trabajo. Porque hay gente que habitualmente no compra, pero como viene la imagen del Cristo..., pues compra ese cupón (0,80 MB)”, declara convencido. Y, a buen seguro, así fue, sumándose a ese extremo la pericia de nuestro agente que se estrenó en la venta del cupón hace casi 30 años: “empecé el día 1 de junio del 89”, puntualiza, quien asimismo se declara devoto del Cristo de la Salud. “Sí, le tengo mucha fe”, afirma sin titubear. Y con la alegría de quien se sabe escuchado nos confiesa, al borde de la emoción, haber cumplido el objetivo de “sacar al Cristo en el cupón; lo he estado luchando hasta que lo he conseguido
(0,14 MB)”.
Sea como fuere, el Patachicle anda tocado con la barita de la ‘¡Buena venta, buena suerte!’, porque además de repartir ilusión convierte en realidad los sueños económicos de muchos de sus clientes. Ni más ni menos que en cinco ocasiones ha dado ya el premio mayor del cupón diario, convertido en sus manos en extraordinario por la pila de millones para los afortunados. Fue en 1994, 2008, 2009 y repitió doble jugada con premio en 2010. ¡Como para no guardarle fidelidad sus muchos clientes! La curiosidad y casualidad en esta retahíla de premios fue asimismo la coincidencia en vender y repetir, en el Día de La Almudena (9 de noviembre) de los años 2008 y 2010, el cupón premiado. “Eso ya queda para la historia...”, afirma orgulloso. La fama en tierras castellanomanchegas, porque famoso es un rato, no se le ha subido a la cabeza. “Hay que saber asimilarlo. Es un consejo que me dio un compañero, una gran persona y trabajador de esta Casa. Yo he seguido siendo el mismo
(0,35 MB), respetando a mis clientes y así me ha ido en la vida”, comenta consciente de ser un agente vendedor conocido y reconocido, también en la ONCE, que incluso lo destacó como ‘Mejor vendedor de Castilla-La Mancha’, en 2012. Y es que, sin pretender ser ejemplo de nada, Juan es modelo de mucho.
Va camino de los 57 años, nació en Quintanar de la Orden (Toledo), a escasos 6 km. de la tan afortunada localidad donde vende a diario y se desenvuelve, en esta tarea de la venta, desplazándose en bicicleta para atender a su clientela. “Hago mi ruta en bici por mi dificultad para andar (0,45 MB)... Doy pasos muy pequeños y no me aguanto con la pierna por problemas de polio, pero con la bici hago más kilómetros que Contador”, señala satisfecho.
Su sentido del humor le hace crecer como persona, extremo que se acrecienta, más aún si cabe, cuando explica el origen de su apodo... Los chupitos que se tomaba con un amigo en un restaurante tuvieron la culpa: “me pegó el subidón y me subí a la barra, y entonces mi amigo me dijo, ‘mecagüen la leche... ¡que te vas a subir a la cafetera patachicle!...’. Y con Patachicle me quedé (0,70 MB)’, recuerda risueño. Aún no trabajaba en la ONCE pero el mote le persigue desde entonces y él tan feliz: “vamos que para mí es como si me llamas Juan, como si me llamas Juan Segundo, que para mí es un don. Y lo que más gracia me hace es que me lo diga un chico pequeño, un crío ‘¡Hola Patachicle!’ -y transforma su voz al contarlo-. Me llega dentro, con cariño. Lo disfruto más que un gorrino en un charco de agua”.
Y es que a Juan Segundo le guían la humildad y la honradez en su trayectoria personal y profesional, en la que, dada su discapacidad física, no siempre le sonrió la suerte. Antes de trabajar en la ONCE -explica taxativo- lo suyo fue “penar, sentirme explotado y marginao, que abusaran de mí... Eso es lo que hacía”. Los quehaceres en una granja de pollos, en una imprenta o el tiempo que pasó en un restaurante son sus antecedentes laborales, con pena y sin gloria. “Nadie apostaba por mí... Si en una carrera de caballos ves uno cojo, no vas a apostar por él... Pues eso pasaba conmigo. Pero luego entré en la ONCE, ¡imagínate!”, exclama con orgullo de pertenencia quien disfruta de su trabajo al cien por ciento. “Es que por mis venas no corre sangre, corre ONCE”, concluye (0,04 MB).
Genoveva Benito