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Si no pararon el mundo, sí le cortaron la respiración

Posiblemente las organizaciones de mujeres no lograron ‘parar el mundo’, de acuerdo con su eslogan de convocatoria a la huelga del 8 de marzo en nuestro país (‘Si nosotras paramos, se para el mundo’), pero sí -desde luego- consiguieron detener la respiración de la ciudadanía. Los cientos de miles de personas que se echaron a la calle, pese al mal tiempo, en las principales ciudades españolas dieron un decidido paso adelante para afrontar la desigualdad y reclamar nuevas condiciones de equidad y paridad personal, familiar, laboral y, en definitiva, social... Nuestro Grupo Social ONCE se sumó a este Día Internacional de la Mujer con actos en la práctica totalidad de la geografía nacional, incluso le dedicó el cupón que se sorteó en esa jornada de jueves y lo presentó institucionalmente en las diferentes Comunidades Autónomas, en paralelo a la organización de encuentros impulsados por el Observatorio de Igualdad de Oportunidades de la entidad. 

Porque la causa de la igualdad está en la esencia de la ONCE y porque las mujeres con discapacidad constituyen, además, un foco específico y capital en la lucha contra una discriminación que, en su caso, adquiere una doble dimensión. Al tiempo, se ha lanzado un mensaje en positivo por lo ya conseguido y por el terreno que este colectivo está determinado a conquistar, en especial de la mano de un Tercer Sector mucho más respetuoso con los presupuestos de paridad.

Como ya lo hiciera con el movimiento general de la discapacidad en España, la ONCE está decidida a liderar una auténtica ‘revolución’ en este objetivo. Porque son aún muchos los datos que preocupan. La tasa de empleo de las mujeres con discapacidad es del 30% frente al 57%  de las mujeres sin discapacidad y, además, entre éstas, la tasa de paro es del 29,3% frente al 21,3% del conjunto de las españolas. Más aún: sufren una brecha salarial especialmente dramática; si las trabajadoras españolas ganan un 13% menos que sus compañeros varones por similar tarea, la diferencia es aún mayor entre mujeres y hombres con discapacidad, elevándose el diferencial salarial hasta el 17%...

Y, como corolario, por debajo de estos datos relativos al mercado laboral, nuestro país sigue afectado por una injustificable distribución de ‘tareas no remuneradas’: 26,5 horas/semana en el caso de las mujeres, por apenas 14 dedicadas por los hombres. Estadística que se multiplica en el caso de la mujer con discapacidad, tradicionalmente ligada al hogar, las labores domésticas y el cuidado de mayores... Sí, hace falta evolucionar, sin pausa, para alcanzar una verdadera revolución.