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EDITORIAL

La prueba del algodón de un liderazgo social

Las empresas son iniciativas privadas para las que la rentabilidad es condición inexcusable de su propia subsistencia. La ONCE no es evidentemente una empresa, sino una entidad de derecho público, presente sin embargo como activo agente de la economía social, por sí misma y a través de todo el Grupo Social que ha gestado en su entorno tras 80 años de fecunda historia. Por ello, el reconocimiento del más acreditado observatorio del prestigio corporativo en nuestro país, el ranking Merco, no puede por menos que llenarnos de un justificado orgullo que trasciende (aunque no olvida) nuestros resultados corporativos. Porque la Organización ha sido capaz de encarar en el último decenio una de las más graves crisis económicas vividas en nuestro país, remontando en los últimos tres ejercicios con tanta determinación como transparencia. Y especialmente satisfecha, también, porque este inmediato pasado de recuperación contable coincide con su imparable ascenso en este ranking de prestigio corporativo que se elabora a partir de los criterios de los propios empresarios, de los profesionales y consumidores; es decir, de la sociedad en su conjunto que, como nos reconforta especialmente -según apuntan las conclusiones del estudio-, nos valora cada día con más nitidez por nuestra condición de ‘grupo’ y por nuestra dimensión ‘social’.

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