Compréndanos y..., sonría, por favor
Carecer -o tener muy afectado- el sentido del oído es una circunstancia limitadora que complica sin duda la existencia cotidiana de la persona. Como lo es la carencia (o grave afectación) de la visión. Por eso, cuando coinciden ambas condiciones, nos enfrentamos a un marco personal que hay que afrontar desde los más diversos ángulos: personal, familiar, social, formativo, rehabilitador, institucional... Unas 2.600 personas afiliadas a la ONCE están en esta circunstancia lo que llevó a la entidad -hace ya 11 años- a estructurar su atención en una Fundación específica, la FOAPS, que acaba de presentar ‘¡Ojo!... ¿oído?’, una divertida guía de comprensión y de acercamiento a este colectivo, elaborada en clave de (buen) humor por los populares Gallego&Rey.
Y es que en la ONCE somos más de la lúdica filosofía de la Mary Poppins de Disney, que del áspero rasero de los proverbios rancios. De modo que estamos mucho más cerca de pensar y sentir que todo es más fácil “con un poco de azúcar en la píldora” que hemos de tomar, que de defender, con el refranero, aquello de que “la letra con sangre entra”.
Ya tuvimos ocasión de comprobarlo, hace una década, de la mano de esta misma pareja de geniales ilustradores gráficos, con su guía ‘Ojo!’, en aquel caso centrada en el tratamiento y relación con las personas ciegas en general. Y aun mucho antes, con los folletos de similar orientación creados por Roméu o por los inolvidables Mingote y Forges en otras tantas ediciones impulsadas con este mismo fin.
Todos tenemos, en definitiva, nuestras especificidades. Y entre ellas determinadas necesidades o condicionantes de relación; es necesario conocerlas para conseguir que sea más fluida, horizontal y provechosa en todos los órdenes. Las personas ciegas y las sordociegas, evidentemente también. Pero, como tantas veces nos ocurre con lo que apenas conocemos, estas necesidades especiales no son tantas -ni tan complejas- como desde fuera pudiera parecernos. Iniciativas como ‘¡Ojo!... ¿oído?’ tratan de evidenciar esta relatividad y lo hacen con una sonrisa que, esa sí, todos podemos compartir y disfrutar conjuntamente. Nos interpelan ('¡Ojo!') para llamar nuestra atención sobre aspectos que, pese a su evidencia, han podido pasarnos desapercibidos. Y a continuación nos interrogan ('¿Oído?') para cerciorarse de que hemos captado el mensaje... En caso contrario, relea -con el mismo buen humor con que se nos convoca- el mensaje del folleto. Compréndalo, compréndanos y..., sonría, por favor.