Emociones y sentimientos compartidos en las tres redacciones ganadoras, con el primer premio, del IV concurso ‘La ONCE y yo’ dirigido a chavales ciegos, que cursan Educación Primaria o Secundaria, y a sus familias. José Manuel Sánchez, de 8 años, Ángela González, de 15, y Natalia Loose, madre de un niño ciego, son los protagonistas del premio que, junto con sus familias y sus correspondientes profesoras de apoyo de la ONCE, han disfrutado -el pasado mes de junio- de un viaje a Madrid con alojamiento y visitas a la Fundación ONCE del Perro-Guía (FOPG) y al máximo órgano de representación de la ONCE, el Consejo General, donde han leído y compartido con todos sus escritos premiados.

Los galardonados en la edición de este año en el concurso de narración pasan una jornada inolvidable y son recibidos en el Consejo General de la Organización

Una visita, la de la FOPG, en la que disfrutaron con emoción, sobre todo con los cachorros más pequeños; y una participación -como si de auténticos consejeros generales se trataran- en un acto igualmente emotivo en el salón de Plenos, con asistencia del presidente de la entidad, sus dos vicepresidentes, otros consejeros y el director general adjunto para Servicios Sociales para Afiliados. Una alineación de lujo para recibir a unos galardonados de excepción...     

“En la ONCE he conocido a niños que también tienen discapacidad visual y niños ciegos; mis mejores amigos están en la ONCE (0,46 MB). Son Enrique, Daniel ‘el grande’ y Paco, que es hermano de Daniel. Me han ayudado a hacer amigos y al conocerlos he comprendido que yo no era el único en mi colegio que no veía bien...”. Así lo contaba en su escrito José Manuel, un vivaracho y dicharachero pequeño granadino, que leyó su texto en tinta, en letras de grandes caracteres, pues conserva resto visual. “La ONCE me ayuda, mejoro mi escritura y para mí es muy buena”, afirma con buena dicción, marcando las pertinentes pausas, mientras explicaba su participación en múltiples actividades, aprendido a leer y a compartir el día a día con sus amigos. “...En estas excursiones he conocido a mis mejores amigos. Unos que ven un poquito como yo y otros que no ven. En mi clase de tercero C he hecho una exposición en la que comencé contándoles a mis compañeros lo que le pasa a mis ojos y cómo me pueden ayudar. Aunque tengo que deciros que yo les ayudo a ellos en muchas ocasiones... (0,86 MB)”, narra en su redacción premiada por el Consejo General de la ONCE, en la que también reflexionaba sobre el acercamiento que la Organización ha tenido con su propio entorno formativo. Como la visita a su colegio de Margarita, una afiliada que explicó con detalle a José Manuel y a sus compañeros de cole la vida cotidiana de una persona ciega; o la experiencia con Conchi, su profesora de apoyo de la ONCE, “tan buena, amable, generosa, y que me ayuda en todos los aspectos (0,10 MB)”.

De cara al futuro no desdeña ninguna perspectiva profesional: “¿Yo? Pues me gustaría ser médico, profesor o jefe de la ONCE...”. Todo se andará (0,11 MB). El chaval apunta maneras, desde luego.

“Comerse el mundo con el bastón” 

Así debió parecerle también al presidente del Grupo Social ONCE, Miguel Carballeda, que recibió a toda la comitiva de premiados con los brazos abiertos en la sede del Consejo General, en un encuentro entrañable y cercano, familiar. En un lenguaje a la altura de los pequeños hizo un repaso de la historia de la ONCE y cómo 11 personas ciegas, por elección democrática, representan a las más de 72.000 afiliados y afiliadas de la Organización. E incluso compartió con ellos parte de su propia historia, personal y familiar, y les invitó a atreverse a hacer cosas en la vida para llegar donde queramos: “Si habéis ganado un concurso podéis hacer cuanto os propongáis. Tenéis que luchar por ello ¿vale? (...) Hay que atreverse en la vida ¡hay que atreverse!”, insistió Carballeda al tiempo que les felicitaba y animaba de forma directa: “¿Lo vas a hacer Max?”, interpeló el presidente al hijo ciego de la galardonada Natalia, que asintió sin dudarlo... Les trasladó también que compartía su alegría y su arrojo, porque su hijo Héctor, también con discapacidad, se ha lanzado, “por primera vez”, a participar de un campamento de verano... “Hay que atreverse en la vida ¡Hay que atreverse!”, insistió.

También conversó con la joven Ángela: “Tu vienes de Barcelona, ¿verdad...? Yo estuve allí como  delegado unos cuantos años, del 93 al 2000...”. A ella también le transmitió la necesidad de afrontar los retos con determinación: hay que atreverse a hacer cosas, “y comerse el mundo con el bastón”, les animó el presidente (0,60 MB) en una clave de complicidad en que los sentimientos se acompasaban con las emociones y las sonrisas de los premiados ante tan sugerente ocurrencia.

Ángela, con sus 15 primaveras, se muestra desde luego dispuesta a afrontar con ambición ese reto. Se declara tozuda y ‘cabezota’ en su propio relato, tanto como sorprendida ahora por haber sido merecedora del reconocimiento. “Si a mí se me han dado siempre bien las Ciencias, pero esto de escribir, ¡fatal!”, nos explicaba rebosante de felicidad (0,37 MB), antes de dar lectura a su texto, también -como José Manuel- en macrocaracteres, acercándose sus ojos a un papel en el que había puesto su experiencia, ‘negro sobre blanco’. El año que viene me gustaría estudiar Bachillerato científico porque me gustan las matemáticas y las Ciencias en general...”. Y hacía mención especial de sus profesores de apoyo de la ONCE, “que siempre me han ayudado y a veces con dificultad, porque soy bastante cabezota”, reconoce; como haber logrado que utilizara el ordenador en clase, aunque “no que lo haga con las gafas lupa”, se sincera rebelde...

Toda su vida escolarizada en el sistema de educación inclusiva, como una alumna más, la natación destaca entre sus aficiones deportivas, incluso participado en algunos campeonatos. Ángela es muy despierta y se expresa con el mismo ímpetu con el que parece convencida de que el futuro se escribe día a día, y -en su caso- de la mano de la ONCE, su referencia desde que nació. “Desde que salí del hospital, no sé con cuantos días... La ONCE me ha ayudado siempre en todo lo que he necesitado”, concluye (0,20 MB).

Siempre en familia

Con la familia al completo (incluidos el papá y la hermana), la madre del pequeño Max, de 8 añitos y con ceguera total, participó también de la intensa jornada, que concluyó con un almuerzo de homenaje, antes de regresar a sus lugares de origen. Proveniente también de Barcelona, Natalia Losse explicó emocionada su trayectoria vital desde el nacimiento de Max.

Su relato premiado está repleto de sensibilidad y magia, como un cuento para niños, en el que ‘las hadas de la ONCE’ abren un abanico de posibilidades desconocidas por la familia, que comienza, como una aventura de vida compartida, a raíz de subir en un autobús con profesionales de la Organización. “Gracias por pintarnos tan bien ese autobús que tiene tantos colores como la ONCE”, le felicitó, por su relato, un también emocionado Miguel Carballeda. Ella  le correspondió con el reconocimiento de la labor de la ONCE y el agradecimiento por este galardón a un relato que, afirmó, “es muy nuestro porque es lo que pensamos de verdad: si no tuviésemos a la ONCE detrás nuestro no sabríamos funcionar. No sabríamos ayudar a Max, así que la ONCE no solo le ayuda a él sino también a nosotros”. “Hay otras discapacidades que seguramente no tienen este apoyo tan importante como el de la ONCE y por todo ello estamos muy agradecidos (1,26 MB)”, concluyó.

Genoveva Benito