Solidarios y vendedores: dos homenajes indispensables
Desde hace ya una docena de años, la ONCE convoca en torno a estas fechas -en el arranque del ejercicio- unas jornadas muy especiales, las de homenaje a ‘los mejores vendedores del año’. Con una gala como centro de atención, en el contexto de un fin de semana de actividades en la capital, pueden a veces incluso pasar un tanto desapercibidas para muchos de nosotros, fuera del ámbito de los directamente implicados. Y, sin embargo, junto a los Premios Solidarios ONCE, cuya convocatoria 2019 acaba por cierto de abrirse estos días, constituyen las dos iniciativas de reconocimiento público seguramente más importantes de todas cuantas impulsa la entidad.
La de nuestros Premios Solidarios porque nos permite significar, en cada una de las 17 Comunidades Autónomas, a las personas, empresas, medios de comunicación, instituciones civiles y administraciones públicas que comparten nuestro empeño por una sociedad más justa e igualitaria. Sin tales compañeros de viaje, esa ‘gran labor social’ que el pueblo español nos reconoce cada día con su ilusión solidaria sería indudablemente estéril; pues sólo desde la unión y la cooperación se alcanza la fuerza requerida para afrontar los grandes retos.
Y los homenajes a los ‘vendedores del año’ porque estas 20.000 mujeres y hombres (todos con algún tipo de discapacidad) que recorren nuestras calles y plazas cada mañana son algo más que unos embajadores de lujo de nuestra ‘marca ONCE’. Constituyen además, por sí mismos, un ejemplo vivo de ese espíritu solidario que embrida el ADN de nuestra Institución. Se materializa en una carta de valores cotidianos que son los que computan a la hora de llevar a cabo su selección, mucho más allá del resultado comercial directo de su gestión. Hablamos de generosidad, de cercanía, de ese complejo mix de talento y perseverancia indispensable para toda operación de éxito y, por supuesto, de solidaridad.
Ellas y ellos los muestran cada día a los millones de españoles que se les acercan a comprar nuestros productos, pero -sobre todo- a intercambiar un saludo, a desear buena suerte, a preguntar por la salud o a comentar el partido del domingo... Su vendedor/a de la ONCE está allí, sí, en plena calle, siendo calle, esperándole a cada ciudadano para insuflarle un fresco aire de ilusión con el que arrancar la jornada.
Como cada año, un puñado de estos vendedores, los galardonados de 2018, acaban de pasar un animado fin de semana en Madrid disfrutando de homenajes, visitas y del cariño institucional de directivos y compañeros. Ellos, como los sufridos ‘gladiadores’ del Liverpool, nunca caminarán solos. Tienen el cariño cotidiano, diario, de toda la sociedad española.