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EDITORIAL

Llegó la hora de asumir compromisos

Afirmar que las palabras se las lleva el viento es una verdad a medias, que puede en consecuencia esconder una gran mentira. Ya nos previno Gandhi advirtiéndonos de que somos tan dueños de nuestros silencios como esclavos de nuestras palabras. Por eso, cuando nos sumergimos -como en estas semanas en España- en el torbellino dialéctico de una campaña electoral, es muy importante permanecer alertas, deslindar el grano de la paja y situar con firmeza a cada candidato frente al espejo de sus propios argumentos y compromisos. Debemos acostumbrar a nuestros seductores candidatos electorales a asumir que sus promesas quedan grabadas, y no sólo literalmente en los soportes informativos que cubren sus campañas, sino muy especialmente en la mente y en la memoria de las personas y colectivos hacia quienes las dirigen.

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