IV Estudio ‘Universidad y Discapacidad’, nueva radiografía de la evolución de los estudiantes con discapacidad en el ámbito universitario
La cifra de estudiantes con discapacidad que permanecen en la universidad, y su consecuente porcentaje sobre el total del alumnado, disminuye a medida que avanzan sus estudios. Es una de las conclusiones destacadas del IV informe ‘Universidad y Discapacidad’, presentado el pasado 9 de abril en la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, y que aborda y pone al día la situación actual de las personas con discapacidad en el sistema universitario español.
El estudio ha sido realizado por la Fundación Universia con la colaboración del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), Fundación ONCE, el Real Patronato sobre Discapacidad y la colaboración de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE). Ha contado con la participación de 72 universidades pertenecientes a todas las Comunidades Autónomas de España, y la colaboración de 1.720 universitarios con discapacidad. Y en el mismo se refleja la exigencia de los estudiantes con discapacidad a la comunidad universitaria de evolucionar hacia un planteamiento más inclusivo y menos paternalista. El objetivo del informe, elaborado por cuarta vez y con carácter bienal, es medir el grado de inclusión de las personas con discapacidad en el sistema universitario español relativo, en este caso, al curso 2017-2018 y así mostrar la evolución que se ha producido durante los ocho cursos académicos transcurridos desde el arranque de este proyecto en 2011.
La consejera técnica del Real Patronato sobre Discapacidad, Mª Teresa Fernández Campillo, puso en valor “el gran trabajo que supone el estudio como fuente de información de datos y estadísticas, con datos que llaman al optimismo” pero que al tiempo “marcan el camino de lo que queda por hacer”. La presidenta del Grupo de Trabajo de Empleo de la Comisión de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Nuria Grané, destacó también el valor de la iniciativa por la continuidad histórica que implica la reedición del informe y puso énfasis en que, “para mejorar hacia la inclusión de los estudiantes con discapacidad y la igualdad de oportunidades, el objetivo debe ser salir al mercado laboral”. Por ello, añadía, “el siguiente paso es conectar la atención de la discapacidad hacia la orientación hacia el empleo”.
Y por su parte, la directora de la Fundación Universia, Sonia Viñas, puso en valor, por su especial utilidad, “la trazabilidad de los datos que ofrece el estudio”. En cuanto a la garantía de una educación inclusiva, refiriéndose al Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas ODS 4, afirmó que "debemos ser capaces de poner en valor como país lo que estamos consiguiendo en materia de educación superior inclusiva. La educación, si no es inclusiva, no es de calidad. Pero además, la educación, si no es inclusiva, no es educación”.
Este estudio ha contado con la participación de 1.720 universitarios con discapacidad, lo que supone un aumento superior al 200% sobre los estudiantes que participaron en 2016. Por otra parte, las 72 universidades (públicas y privadas) que han colaborado engloban en el conjunto de sus alumnados al 96% de estudiantes con discapacidad del sistema universitario español.
Perfil del estudiante con discapacidad
La directora de Programas con Universidades y Promoción del Talento Joven de Fundación ONCE, Isabel Martínez, destacó la importancia de este estudio único, que ofrece una radiografía de la situación de las personas con discapacidad en nuestros campus. Da importantes pistas sobre la evolución de esta cuestión y respecto a dónde están los principales obstáculos. “A Fundación ONCE nos permite detectar dónde debemos incidir para prestar nuestro apoyo, y al resto de entidades les permite planificar más y mejor sus recursos”, dijo. Y entre los datos positivos arrojados por el informe señaló el aumento global del número de universitarios con discapacidad, su mayor movilidad internacional, el aumento de su peso entre el personal docente e investigador y la mejora, en conjunto, de su empleabildad. Por contra el dato más negativo es, advirtió, “un importante y llamativo sesgo de género".
Preocupa en todo caso sobre todo que, de los 21.435 universitarios de grado, primer y segundo ciclo que tienen alguna discapacidad, representados en el estudio, la proporción de los que permanecen en los campus va disminuyendo a medida que avanzan los estudios universitarios, contando con un 1,8% de estudiantes de grado, primer y segundo ciclo; 1,2% de posgrado y máster; y apenas un 0,7% de doctorado.
Por tipo de discapacidad se mantiene la tendencia: la discapacidad predominante entre los estudiantes de grado, primer y segundo ciclo con discapacidad es la discapacidad física (55,9%), y la menos representada es la discapacidad sensorial (visual y auditiva, 17,6%). Sin embargo, esta última es la que recoge mayor crecimiento a medida que se avanza en los niveles superiores (máster y doctorado).
Del análisis de estos datos se infiere que el perfil predominante de estudiante universitario con discapacidad, en las universidades españolas, es un hombre (51%) que cursa sus estudios de Ciencias Sociales y Jurídicas (54%).
La mujer en la universidad
En relación a la distribución por género, se observa que hay una menor proporción de mujeres con discapacidad que estudian en la universidad con respecto a la de hombres, con un 49,1% de mujeres estudiantes de grado, un 48,7% de postgrado y un 43,4% de doctorado. Esta tendencia se mantiene respecto a la anterior edición del Estudio. Sin embargo, contrasta respecto a la comunidad general de estudiantes universitarios en la que, sin tener en cuenta la discapacidad, existe una mayor representación de mujeres en las aulas: el 45% son hombres y 55% son mujeres, según el informe de CRUE Universidades Españolas “La Universidad Española en Cifras, año 2016 y curso académico 2016/2017”.
Según los datos recopilados en la encuesta del estudio de Universia, un 15,2% de mujeres con discapacidad han afirmado que el hecho de serlo les ha supuesto mayores dificultades en el desarrollo de sus estudios o ha implicado más discriminación o exclusión que la experimentada por sus compañeros masculinos con discapacidad.
Programas de movilidad internacional
A modo de conclusiones, la directora ejecutiva del CERMI, Pilar Villarino, celebró que todas las organizaciones que trabajan en favor de la discapacidad avancen “en la misma dirección” y defendió la elaboración de estudios serios y rigurosos como el ahora presentado que aportan datos muy valiosos para seguir avanzando en esta materia. En la misma línea indicó que la generación de conocimiento “es esencial para el empoderamiento de las personas con discapacidad”. “Es importante tejer alianzas a la hora de conseguir una universidad plenamente inclusiva como agente de transformación social”, añadió, alertando de que sigue existiendo “discriminación y estigma” sobre las personas con discapacidad. Asimismo pidió que se trabaje para que más personas con discapacidad puedan acogerse a programas de movilidad internacional como las becas Erasmus.
Porque, en cuestiones de movilidad internacional, se evidencia una menor salida de universitarios con discapacidad que cursa sus estudios en universidades extranjeras (4,4%) respecto a los universitarios con discapacidad que escogen una universidad española como destino (5,6%). En el curso 2017-2018 un 74% de las universidades afirma que existió participación de estudiantes con discapacidad en programas de movilidad internacional implementados en su universidad. Una mejora respecto al III Estudio donde sólo un 60% de las universidades reconocían ofrecer estos programas.
Comunidad universitaria y discapacidad
El responsable de Marketing y Proyectos Globales de Fundación Universia, Ramón Rodríguez, habló de la labor que desarrollan los Servicios de Apoyo a las Personas con Discapacidad de las universidades españolas. Destacó que “en estos servicios la mayoría son mujeres y en un 7% personas con discapacidad, lo cual supera con creces lo que marca la Ley ”, y señaló también “la importancia de que cada vez más universidades desarrollen investigaciones conectadas con la discapacidad”.
Todos los centros que han participado en este IV Estudio cuentan con servicios de atención al alumnado con discapacidad. Más de la mitad (el 52,5%) de los 1.720 estudiantes con discapacidad que han respondido al cuestionario se han puesto en contacto con estos Servicio en su correspondiente campus y la valoración media que ellos mismos otorgan a su gestión ha mejorado de 5,9 a 7,5 puntos sobre 10 respecto al anterior informe.
Respecto al otro 47,5%, los que han respondido que no se han puesto en contacto con el Servicio de Atención al Alumnado con Discapacidad de su universidad, el 40% aseguró que no lo hizo por desconocer que existía, lo que evidencia también las necesidades de mejora de la información transversal.
Un total de 22 universidades han proporcionado datos sobre el número de sus trabajadores con discapacidad, informando que cuentan con 769 personas, de las que el 42,9% son personal docente e investigador (PDI) y el 58,1% personal de administración y servicios (PAS). Esto significa que desde 2011 se dobla la cifra de PDI y PAS con discapacidad que trabajan en las universidades españolas.
También la discapacidad como tema de investigación en las universidades españolas se ha incrementado de 61,8% en el III Estudio, a un 64% en el actual.
Accesibilidad e inclusión
El 84% de las universidades participantes en el estudio han evaluado también sus niveles de accesibilidad, y un 42% ha implementado algún plan de accesibilidad universal y diseño para todos. También es apreciable la proporción de universidades que han certificado la accesibilidad de sus aplicaciones móviles.
En cuanto a accesibilidad digital, los campus virtuales (espacio virtual de aprendizaje y comunidad para los estudiantes y docentes), un 38% de las universidades cuentan con certificación de accesibilidad. Esto supone una gran mejora respecto al curso 2015-2016 donde sólo el 22% contaban con ella. Y en cuanto a la percepción de los estudiantes sobre las barreras físicas en el entorno universitario, desciende la cifra respecto al anterior estudio: hoy, el 21% (45% en el anterior estudio) afirma haber encontrado barreras de accesibilidad en la universidad, siendo las más comunes el aula (51,5%), el material facilitado por los profesores (36,6%) y los espacios comunes (34,4%).
Por último señalar que, de manera generalizada, los estudiantes con discapacidad han señalado diferentes aspectos que mejorarían la atención a las personas con discapacidad en las universidades. Entre ellos destacan la mejora de la información, atención a sus necesidades de igualdad de oportunidades en el aula y mejora de apoyos en la inserción laboral. Además, demandan mayores ayudas y becas (sólo cuatro de cada 10 universidades cuentan con programas de becas y ayudas destinadas a los universitarios con discapacidad) y mejora de la información a los docentes y de su formación en materia de discapacidad.